Isabella

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"Tengo hambre"

La reunión con mi madre se había alargado más allá de la hora del almuerzo una o dos horas más, para mi desgracia. Por la tarde tendría que ir otra a reunión con la nueva encargada de diseño

"Sofía"

— Espero un comportamiento impecable Isabella— repitió de la nada juntando sus manos frente al escritorio dando por finalizada la reunión.

— Si señora, con permiso— casi corri por el pasillo en busca de comida

No puedo permitirme tomar el tiempo habitual como el resto, por ser hija de la dueña la presión es demasiada y la mayoría de compañeros me señalan constantemente, estoy dispuesta a demostrarles que estoy en el puesto porque me lo gane con trabajo duro y no por ser solo la hija de la dueña.

Alcanzo a ver un único elevador disponible y me echo a correr los de seguridad se divertirán al verme caer como siempre.

"Date prisa" miro hacia el ascensor a punto de cerrarse y en un intento desesperado estiro mi cuerpo para evitar que las puertas se cierren

Logro entrar de manera "triunfal" cayendo encima del único ocupante de este. Mi rostro aterrizó en el medio de un par de pechos que sabía no eran parte de la decoración del lugar

"Mi rostro contra el piso habría sido menos indígnate" pienso luchando por apartarme de los pecho de la otra persona.

"Que vergüenza, seguro estoy dando un espectáculo a los que vigilan las cámaras"

Entre manotazos al aire y algunos apretones sin querer logro separar mi rostro de aquel par de amigas

"Trágame tierra" pienso poniéndome de un tono de rojo que seguro me impide disfrazar la vergüenza que siento, de todas las personas en ese edificio, de todas las posibles mujeres trabajando en ese lugar, ¿Ella? ¿Por qué ella?

Siento tanta vergüenza y las inevitables ganas de llorar me invade.

"¿Por qué el universo me odia?" Solo quiero esconderme de su mirada y de su risa contagiosa que no hace más que ponerme nerviosa solo puedo esconder mi cara, acompañado de un suspiro de frustración.

"¡Porque tenía que ser Sofía!"

Escucho la risa aún más fuerte ese sonido me parece dulce y contagioso, incluso deseo reír también para no sentirme tan nerviosa, la risa continua demasiado cerca de sus oídos.

La risa acompañada de mi rostro moviéndose al mismo ritmo me hace caer en la realidad.

"Mierda" mi cara está entre los pechos de Sofía

— ¡Mio Dio! — grito saltando fuera de su pecho y me topo a lo primero que está a mi espalda, el aire no llega del todo a mis pulmones — ¡Mi dispiace molto!— grito

Siento como todo comienza a dar vueltas, mi rostro y orejas arden demasiado, tengo la ligera sospecha que algún día terminaré muriendo de vergüenza

"Dios, Dios" miro a todas las direcciones posibles y agito las manos como una demente, deseando con todas mis fuerzas ser capaz de coordinar el habla con mis pensamientos, pero nada salía solo un constante balbuceo incomprensible

Sofía por su parte reía con muchas fuerzas ante mi apuro

"Quedando como tonta siempre"

****

—Isabella— Mía está detrás de mi presenciando una nueva escena vergonzosa— ¿Todo bien?— el silencio es lo único que obtiene

Entre que iba a caerme y estar tan cerca de Sofía prefiero caerme, estar así cara a cara me provoca un dolor de estómago, siento mareos y ganas de llorar, ella me enferma, ella hace que todo en mi de sienta diferente.

Amor DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora