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—Te juro que eres un tonto.

—No empieces, Han, no estoy de humor.

—Es que es cierto, Minho, eres un tonto. Changbin ya está loquito por ti y tú solamente estás huyendo.

—Jisung, por favor...

—¡Changbin se fijó en ti! ¿Acaso no era eso lo que querías?

—¡Sí! Eso era lo quería, pero soy un completo inexperto en el amor, no soy digno de él y, además, no creo poder actuar bien frente a él, mi corazón late tanto que siento que me quedo sin aire...

—Ay, Minho... Entiendo cómo te sientes, pero escúchame bien; no puedes huir por siempre. En algún momento vas a tener que enfrentarlo, sabes muy bien que no es nada lindo cuando alguien te evita, piensa en cómo se siente Changbin, ¿sí?

Jisung observó a su mejor amigo antes de pasar lado suyo, yéndose al patio trasero del colegio.

Por otro lado, Minho pensó en lo dicho por Jisung, lo cual era cierto, no podía huir por siempre, y tampoco estaba bien evitar a Changbin. Si fuese a él a quien evitaran se sentiría fatal.

Debía ser un poquito más valiente.

Las clases transcurrieron con normalidad y mucho aburrimiento, Minho no estuvo nada atento a lo que decían sus profesores, ya en la hora de salida se despidió de Jisung y se encaminó a la estación.

Se encontraba esperando, cuando sintió como alguien tocó su hombro, aquello lo sacó de sus pensamientos, se dio vuelta y cuando vio quién estaba detrás suyo sólo quería salir corriendo, pero en su lugar se quedó congelado.

—Hola, Minho —saludó con una tímida sonrisa—. Ha sido muy difícil lograr atraparte, ¿sabes?

—Changbin...

Minho no sabía qué más decir, no sabía cómo explicarle a Changbin por qué estaba escapando de su presencia, y mucho menos sabía cómo expresar todo lo que sentía por él.

—Te he estado buscando por todos lados, pero tú siempre huías de mí, me dolió mucho que me evitaras. ¿Te hice algo malo?

—No, no, tú no has hecho nada malo. Lo lamento tanto, yo no lo hice con intención, es que...

—Lo sé, tenías miedo —lo interrumpió—. Sólo respóndeme algo, Minho, ¿quieres ser mi novio?

—¿Eh? —soltó con sorpresa en su rostro, de todas las cosas que Changbin podría preguntarle no esperó escuchar eso.

—No me digas... —frunció su ceño, sintiendo un hueco en su pecho—, ¿acaso ya no te gusto?

La sola idea de haberle dejado de gustar a Minho, llenó de angustia al corazón de Changbin.

En ese instante Minho reaccionó.

—¡No! No es eso, no me has dejado de gustar, ¿cómo podrías dejarme de gustar? Eres tan bonito, es difícil que salgas de mi cabeza...

—Entonces te sigo gustando.

Eso era más una afirmación que una pregunta, pero todas maneras Minho la contestó.

—Sí, y mucho.

Minho no titubeó en su respuesta, y ya no lo haría más, pues ya era momento de ser valiente. Era el momento de expresar todo lo que sentía.

—Me gustas mucho, Seo Changbin, tanto que sería capaz de darte el aire que respiro para que tú puedas respirar.

Aquello descontroló el pequeño corazón de Changbin como un huracán.

—Ahora, para responder a tu pregunta, me gustaría saber qué sientes tú por mí...

Minho dio dos pasos lentamente, acortando la poca distancia existente entre los dos. Instintivamente, Changbin quiso retroceder, pero se mantuvo firme en su lugar, sintiendo el roce fugaz de la nariz de Minho con la suya.

—Dime, Changbin, ¿te gusto?

—Sí —contestó de inmediato, sin vacile en su voz—. Me gustas, Lee Minho... Jamás me había gustado alguien, todos eran aburridos y desagradables para mí, pero contigo pierdo el control, mi corazón late como loco y solo sé quiero tenerte cerca mío.

—¿De verdad? —preguntó Minho, con sus ojitos brillando de felicidad.

—Sí, de verdad —reafirmó con una sonrisa—. Entonces, ¿qué dices, Minho? ¿Quieres ser mi novio?

—Creí que ya sabías mi respuesta, claro que...

No terminó, pues Changbin acortó los cortos centímetros que quedaban entre ellos. No fue un beso profundo, tampoco fue salvaje, simplemente fue un beso suave y lento que mandó electricidad por ambos cuerpos.

—¿Acaso estoy en el cielo? Porque definitivamente siento que vuelo cuando te beso.

Changbin soltó una dulce risa, unió su frente con la de Minho sin dejar de sonreír.

Estaba tan contento que no podía evitar que una sonrisa se motrase en su cara.

—A partir de este día eres mi novio, qué pena por esas chicas, pero ya eres mío —susurró Changbin.

—¿Cuáles chicas?

—Todas las que te observan. ¿No te das cuenta de que muchas chicas siempre te están mirando? —Minho negó con su cabeza.

—Creí que les caía mal, así que las ignoraba.

—Increíble...

—Pero, ¿eso importa ahora? Porque a mí me da igual lo que sucede con los demás, solo me importas tú.

Changbin volvió a sonreír.

—No, eso ya no importa.

Rodeó el cuello de Minho y volvió a besarlo, lento y placenteramente, disfrutando de aquellos suaves labios que tenían un ligero sabor a sus pastillas de menta favoritas.

Rodeó el cuello de Minho y volvió a besarlo, lento y placenteramente, disfrutando de aquellos suaves labios que tenían un ligero sabor a sus pastillas de menta favoritas

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Pastillas de menta ✧ MinBinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora