03

163 36 2
                                    

Cuando llegó a su casa, Changbin dejó su mochila en el escritorio de su habitación y se acostó en su cama.

Fue entonces que su mente lo llevó hacia la estación de trenes y a un muchacho alto de cabellos negros, no lo vio por mucho tiempo, pero por lo poco que recordaba, tenía una carita muy linda.

Introdujo su mano en su bolsillo izquierdo, sacando aquellas pastillas de menta que ese muchacho le obsequió.

Sin evitarlo, sonrió.

En los días posteriores, lo estuvo buscando en el colegio, hasta que lo encontró. Siempre lo veía en la cafetería y en los pasillos con el mismo chico, uno que parecía una ardilla.

Aunque había ocasiones en las que estaba solo. Por ejemplo, cuando iba a la biblioteca, o cuando estaba en el salón de música.

No entendía por qué suspiraba con verlo de lejos, o por qué su corazón latía tan fuerte que parecía que se iba a salir de su pecho.

Realmente no lo entendía, pero no podía negar que le gustaba verlo.

Ahora se encontraba en su primera clase del día, con su mente viajando al recuerdo de aquella tarde en la cual un lindo muchacho le obsequió sus pastillas de menta favoritas.

Estaba tan metido en su mente que no se percató de la presencia de uno de sus amigos.

—Oye, ¿cuánto crees que sacaste en el examen? —preguntó Yang Jeongin, amigo de Changbin.

Jeongin se sentó al lado de Changbin, esperando que este le contestara, pero al ver que no obtuvo respuesta frunció su entrecejo y elevó su mirada.

—¿En qué tanto piensas?

—¿Ah? —Changbin salió de sus pensamientos—. ¿De qué hablabas?

—Andas súper mega ido. ¿Qué te ocurre?

—Oh, no, no es nada. Estoy bien.

—No sé por qué, pero no te creo nada...

—Oigan, hoy entregan los exámenes de matemática, ¿verdad? —dijo Félix, quien recién llegaba al salón.

—Tranquilo, pollito, ya vas a ver tu perfecto 5.

—Cállate, tonto, no manifiestes eso. Me pasé estudiando toda la tarde, noche e incluso la madrugada, no quiero un 5, o si no, lloro.

—Pollito llorón.

—Jeongin, te has levantado con ganas de molestar, te voy a pegar.

—Cómo sea, volvamos al tema, a Changbin le ocurre algo, pero no quiere decirnos.

—¿Qué te pasa, Bin? —esta vez preguntó Félix.

—A mí no me sucede nada, yo estoy completamente bi...

Las palabras de Changbin callaron al visualizar en la entrada del salón a ese chico que últimamente era el dueño de sus pensamientos. Sus dos amigos, confundidos, guiaron su mirada hacia ese mismo lugar.

 Sus dos amigos, confundidos, guiaron su mirada hacia ese mismo lugar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pastillas de menta ✧ MinBinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora