Love me, Louder (Yoonmin)

I

—A ver, Jimin, dime tu nombre de nuevo— pidió el doctor, sentándose sobre su escritorio para ver al chico sentado en la camilla, estaba en su chequeo regular, todos los meses tenía uno, este era el segundo y su médico de cabecera esperaba ver mejorías.

A demás del tema de su habla se fijaban su estado físico, hacía más de un mes había vuelto de Busán y no había tenido complicaciones, estaba muy feliz viviendo con su lindo novio y disfrutando de su vida de adolescente normal, aún si aveces no lo trataban como tal.

— Palk Gimin.

El hombre sonrió con ternura, su madre como su novio también sonrieron un poco, aunque ya estaban bastante acostumbrados al adorable acento del chico.

Jimin lo notó y quiso rodar los ojos, pero su madre le había dicho que se comportara.

— Has mejorado bastante, Jiminie, ahora pronuncias la "K" y no confundes la "M" con la "N" — Lo felicitó—. Sigue así.

Yoongi le hizo expresiones y gestos de felicitacion y Jimin tuvo ganas de golpearlo.

— ¿Has estado practicando tú sólo Jimin?— preguntó el hombre.

— No, mamá me a-yuda.

El medico le dedicó una mirada seria a la señora Park, las mejillas de la mujer se pusieron un poco rojas de la verguenza, el hombre comenzó a abrir cajones en busca de algún dulce para el joven, mientras, le hablaba a la señora Park.

— Aprecio que quiera enseñarle a su hijo, pero recomiendo llevarlo con un profesional— dijo, encontró una pequeña paleta y se le entregó el pelinegro sin más, tenía al costumbre de tener algún dulce para alegrar un poco a sus pacientes—. ¿Sigue teniendo el contacto que le pasé de la fonoaudióloga?

— Sí, sí, lo tengo...— dijo la mujer, continuó hablando con el hombre un rato, pero el joven ya no los escuchó, miró a Yoongi quien se acercó a él con una sonrisa tonta para quitarle la paleta de las manos y luego romper el envoltorio y llevársela a su boca, a Jimin no le importó, estaba ocupado pensando qué podría ser una "fonoaudióloga", frunció un poco el ceño, era una palabra complicada y no le daba ni una pista de lo que podía ser— ¿Pasa algo, lindo? — preguntó el rubio al notar que su novio no le estaba prestando atención.

— Fonoa-... Fonodea-... Fo-de- — Jimin se palmeó el rostro con vergüenza y frustración, haciendo que una pequeña carcajada surgiera de los labios de Yoongi , quien retiró la mano del chico de su rostro para entrelazar sus dedos, viendo a su novio con las mejillas enrojecidas y un pequeño puchero en los labios.

Al menor le costaba decir palabras comunes y mucho más decir palabras complicadas como esas.

— Fo-no-au-dió-lo-ga— dijo, Jimin sólo resopló, sabiendo que no podría decir esa palabra correctamente—. Es alguien que te ayudará a hablar claramente— explicó—. Y así poder decir esa palabra.

El menor sólo asintió, sin intentar decir nada más, apoyó la frente en el hombro de su novio y Yoongi dejó unas leves caricias en su cabello.

Jimin se veía cansado, y Yoongi lo conocía lo suficiente para saber que sólo fingía no estarlo, había pasado semanas con su madre repitiendo palabras y aprendiendo sonidos nuevos, pero parecía que nunca aprendía a hablar.

Parecía mucho más fácil seguir siendo mudo a que hablar como un ridículo todos los días.

Yoongi apretó ligeramente su mejilla, haciendo que el pelinegro lo mirara con pocas ganas.

— No te preocupes, Jimin, aprender a hablar es difícil, pero lo estás haciendo excelente, estoy muy orgulloso de tí— dijo el rubio sonriéndole con cariño, haciendo que el rostro serio de Jimin desapareciera, formando una pequeña sonrisa—. Si te hace sentir bien... Yo no supe decir correctamente "fonoaudiologia" como hasta los catorce, todos tenemos problemas a veces con las palabras.

Jimin asintió un poco, su novio siempre sabía qué decir para ayudarlo a sentirse mejor.

— Hijos míos— la señora Park hizo a ambos voltearse para mirarla—. Continúen sus mimos en casa, vamos.

Los jóvenes se despidieron del doctor y siguieron a la mujer camino hacia el auto.

Para que les fuera más cómodo, el doctor de Jimin de Busán los había mandado con un colega de él en Seúl, debían ir para que revisaran las cuerdas vocales de Jimin y su evolución en el habla.

Por el poco uso que habían tenido a lo largo de su vida, sus cuerdas vocales eran muy sensibles, y podían lesionarse si hablaba muy alto o gritaba, además de que luego de hablar por largos ratos comenzaban a dolerle, haciendo que volviera a escribir sí tenía que decir algo, aunque muchas veces Jimin prefería guardarse las palabras.

Con las semanas se le habían ido acostumbrado cada vez más, y podía hablar más alto que cuando había empezado con sus primeras palabras, intentaba no hacer señas mientras hablaba, aunque terminaba gesticulando mucho, podía guardar sus manos y ya no tartamudeando tanto al hablar.

Pero seguía teniendo ese lindo y adorable acento infantil que hacía que todos tuvieran ganas de apretar sus mejillas o a veces no escuchaban realmente lo que decía y se quedaban sonriéndole como si fuera un bebé.

Eso lo fastidiaba mucho, pero Jimin no tenía la culpa de ser tan adorable.

Al llegar a casa la señora Park dejó que Yoongi ayudara a Jimin a trabajar su pronunciación, pero el menro lo conocía lo suficiente como para saber que no se lo iba a poner fácil, así que estaba dispuesto a golpearlo.

— Amor, dí "inodoro"— a Yoongi le encantaba jugar con él y molestarlo con palabras difíciles que sabía que Jimin le costaba decir.

—Ino-... Ino-ro...

— I- no- do- ro— repitió el rubio.

— I- no... doro.

— Muy bien, bonito— Yoongi despeinó sus cabellos y Jimin lo apartó de un empujón—. A ver, a ver... Oh, dí "invernar".

—In-ver-nar.

— Woo, lo dijiste a la primera— Jimin rodó los ojos pero sonrió—. Ahora dí "Rojo".

—Lojo.

— Rojo, con "R" suena fuerte.

— Rojo.

— Agachate que te co- — Yoongi recibió un puñetazo enel brazo que no lo dejó terminar su chiste, empezó a reir como un tonto— ¡Mamá! — el rubio gritó por ayuda cuando vió al pelinegro levantarse de su asiento para ir hacia él, fue rápido como para levantarse y empezar a correr, siendo perseguido por el menor por toda la casa.

Sus auxilios no fueron escuchados nisiquiera cuando pasó frente a la puerta del cuarto de los Park, ya estaban acostumbrados a los dos jóvenes enamorados que se trataban como niños y peleaban por cosas tontas, así que sólo los ignoraron hasta que dejaron de gritar y corretearse, como todos los días.