0 - Reflexión

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Nunca pensamos de verdad en la muerte. Es un hecho. Vivimos tratando de alcanzar una meta ilusoria (puesto que no estaremos para ver su conclusión), hasta que nos damos cuenta de que nos hemos quedado sin tiempo. Me gusta pensar que tenemos fecha de caducidad, pero la única forma de vivir por siempre es que te recuerden, o eso dicen ¿A ti quién te recordará cuando te hayas ido? ¿Has pensado en eso alguna vez? Claro que sí, en realidad, todos lo hemos hecho, pero evadimos el tema incluso en el silencio de nuestra propia cabeza loca como si de alguna forma fuese un algo tabú de lo que no debemos siquiera plantearnos nada. Te ha pasado ¿A qué sí?

Pensar en la muerte nos aterra, y ya no digamos hablar de ella; hacerlo te hace ver como alguien que se toma a broma algo muy serio, incluso aunque estés tratando el tema con el tacto de un desactivador de bombas. Nunca sabes qué cable cortar porque todos conocemos a alguien que ha muerto y no siempre están dispuestos (o estamos) a tener que recordar el sentimiento que les produjo que esa persona se marchase. Por lo tanto, decidimos no hablar del tema, y si lo hacemos, las palabras al respecto son tan breves que podrían caber en un tweet.

¡Ay, la religión! Sea la que sea. Todas ellas se han convertido en las guardianas de estas conversaciones sobre la muerte ¿Te has fijado? Son como un velo con el que tapar aquellas palabras que la gente teme decir para no tocar el cable equivocado. Son algo así como un diccionario de "La forma correcta para hablar sobre la muerte", pero sin hablar realmente de ella, sino más bien de la interpretación que le da esa religión a ese final. La mayoría, si no todas, nos hablan de que hay algo más allá: que si reencarnación, otra vida en otro lugar mejor. El limbo. No sé demasiado del tema, pero diría yo que aquí veo un patrón: Ninguna dice nada de la muerte, sino de lo que pueda haber después.

Yo me pregunto ¿Qué pasa de verdad cuando mueres? Supongo que una luz se apaga... Hay quien dice que tiene que ser como quedarse dormido ¿Soñaremos algo mientras morimos? Y lo más importante ¿Somos conscientes de que nos estamos muriendo o simplemente se acaba todo y ya? Son muchas las preguntas que me hago, lo sé, pero ¿Por qué no hacérmelas? No importa a quien hables sobre este tema que, como he dicho, cada uno tratará de zanjar la conversación lo más rápido posible porque a nadie le gusta hablar de algo de lo que no sabe y que, de forma irremediable, algún día nos llegará a todos.

Es extraño, porque sabemos que moriremos y sin embargo no es hasta que nos dicen que vamos a morir que de verdad valoramos la vida que tenemos. Incluso cada aliento se siente importante ¿No eran acaso importantes todos aquellos que tuviste antes de que te diesen la noticia? De ser así, habrías vivido tu vida sin saborearla si la muerte te hubiese llegado de pronto ¿No lo has pensado? Cada instante debería ser hermoso, sin embargo, desperdiciamos la vida viéndola pasar frente a nuestras narices, y solo la valoramos cuando sabemos que llega a su final. Hay quienes viven como si tuviesen tres o cuatro vidas, pero estoy convencida de que solo tenemos una... y nos empeñamos en no disfrutarla lo suficiente.

Lo que hagas hoy no importa.

Lo que hiciste no importa.

Lo que fueras a hacer no importa.

Vive, porque si mueres... pues mueres.

Quiero vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora