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XIII. 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐀𝐍̃𝐄𝐑𝐀 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐀

En un abrir y cerrar de ojos, ya pasaron dos años desde entonces, los muchachos se encuentran en su último año de bachillerato, y ya tienen dieciocho años, o bueno, Abril aun tiene diecisiete, pero ya está por cumplir la mayoría de edad. En estos años, Abril y Teppei han hecho muchas bobadas juntos, bobadas hermosas que van a quedar impresas en sus memorias hasta el último día de sus vidas, han aprendido muchas cosas también en el colegio, han disfrutado al máximo sus días escolares, pero también han llorado, han trasnochado por estudiar para exámenes, han perdido algún que otro examen, pero siempre encuentran la manera de salir adelante y no rendirse, todo con tal de no llevarse materias en verano. A fin de cuentas, todo eso es parte de la vida.

Lo más destacable en el caso de Abril, es que en estos dos años hizo aun más amigas, a pesar de que ya tiene unas cuantas. Kanae, la chica que era molestada por el quinteto de engreídos, se abrió con Abril y Teppei unos días después de que se enteró de que ellos intimidaron a los que la molestaban, sin embargo, este año fue cambiada a otra clase, junto con Ohana, con quien tiene la mayor cantidad de interacciones sociales en la escuela. Hablando del quinteto de engreídos, este año, afortunadamente, Gumi, Genji, Shina, Aide y Leiko se fueron a otro instituto, ya no más tensión en la clase. Una vez que Abril fue a Tokio con sus padres, conoció en el centro comercial de Tokio a dos chicas que son oriundas de esa ciudad, Zetsuko Hakobiya es mayor de edad, y es de esas chicas que les encanta salir de fiesta por la noche, beber, andar en moto por la carretera, y sobre todo, es muy ruda, pero también muy simpática, y Katana Amauri, tiene dieciséis años, y es una chica muy tranquila, ama los dulces, sacar fotos a todo (más a ella misma), y la moda. Está enamorada de la moda, siempre que va al centro comercial, se compra ropa bonita. De vez en cuando se reúnen en Tokio o en algún lugar de Shizuoka. Hay un chico nuevo en la clase, llamado Kohei Sakimoto, que fue compañero de escuela de Abril y Kamiko; Kamiko lo reconoció enseguida, a Abril le tomó más trabajo, pero finalmente logró darse cuenta de quién era. Kohei siempre estuvo enamorado de Abril, y nunca tuvo el valor de decírselo, pero ahora que por fin volvieron a estar juntos en una clase, tiene como principal objetivo del año decirle que la ama, y si Dios quiere, podrá darle un beso en la boca y ser su novia.

En una clase, estuvo dibujando a Abril con él, tomados de la mano, mientras el profesor de Física explicaba un práctico para hacer en grupos. No le prestó atención a la clase para nada, sus pensamientos estaban todos enfocados en Abril Horie. Kisugi se dio cuenta del dibujo porque en un momento de la clase fue a tirar algo a la basura, y al pasar por el lugar de Kohei vio lo que estaba dibujando.

─Nadie dibuja a Abril mejor que yo─ pensó, tratando de evitar los ¿celos?

Sobre los compañeros tóxicos... Se fueron los que molestaban a Kanae, pero este año llegaron tres chicas que, no son tan horribles como lo eran ellos cinco, pero aun así Abril no las puede pasar por alto.

Fuyuko y Akiara son las dos más fastidiosas para Abril, son muy criticonas, y se burlan de Kanae cuando la ven en los recreos, porque es más bajita que Ohana, y su aspecto es el de una chica dependiente de otra. Kanae fue víctima de bullying por años, y eso se nota en su postura encorvada y su sonrisa un poco "apagada", sin embargo, gracias a Ohana, Abril y Teppei, logró mejorar un poco. Y la otra chica es Umina, que si bien es una persona muy responsable y aplicada, amable y solidaria, y madura y a la vez amigable, no con todas las personas es así, con Kanae es más "estricta", no le da pena a Kanae decirle que "da vergüenza ajena siguiendo a Ohana como un cordero", y que "deje esa actitud de perrito faldero porque da asco". Esas actitudes irritan a Abril, le parece muy injusto que sea tan dura con ella. Umina es buena persona, sin embargo cuando se trata de gente con baja autoestima, es totalmente sincera y directamente, pero no parece medir sus palabras, porque por más que, en parte, tiene razón, existen formas más sutiles de decir las cosas.