CAPITULO 17 TE TRAJE ESTO

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AGNA

Por fin puedo llegar a mi casa, gracias al paraguas que me había dado este chico no me mojé tanto. Saludé a mis padres y rápidamente me fui a cambiar de ropa, no quería enfermarme, además que me había enterado de que habría una competencia de boxeo y quería participar en ella, así que por ningún motivo podía enfermarme.

Me di una ducha con agua caliente, me puse algo cómodo para así poder bajar a cenar con mis padres.

-Agna baja, un compañero de tú escuela vino a visitarte... - La voz de mi madre llamó mi atención ¿Un compañero? No podían ser los chicos porque me dijeron que iban a estar con sus padres, además mi mamá ni siquiera los anuncia simplemente los deja subir, así como así a mi habitación, ellos ya forman parte de la familia. Entonces ¿Quién podría ser?

-¡Ya voy madre! - Aun no me terminaba de arreglar, así que le dije que bajaría en un rato.

Por fin había terminado, me demoré un poco porque me estaba secando el cabello, solo esperaba que mis padres no me fueran a regañar por hacer esperar al supuesto compañero que me fue a visitar.

Cuando llego a la sala de estar de mi apartamento, casi me da un infarto, cuando veo quien es la dichosa visita. El corazón comenzó a latirme erráticamente, un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal y mi cabeza escogió ese momento para recrear todas aquellas imágenes que estaba intentando desaparecer desesperadamente.

-¿Qué haces tú aquí?

Fue lo único que pude decir, ya no podía seguir negando que la presencia de este chico me impacientaba, me hacía sentir cosas que aún no lograba encontrarles explicación.

-¿Qué son esos modales Agna? - Chilló mi madre dándome una palmada en el hombro.

Vi como Cristopher sonrió y yo lo fulminé con la mirada, quien lo viera, allí, sentado como un chico bueno, se lo creería, pero él no tiene nada de bueno, todo en él es caos, problema, perversión.

-Tu compañero vino a visitarte ¿Por qué tratas así a la visita? ¿Eso es lo que se te ha enseñado? - Dice mi padre también.

Blanquee los ojos, tenía que ser una broma que mis padres estuvieran defendiéndolo. Ahora resultaba yo la mala del paseo y el chico lo más bueno y decente del mundo.

-No se preocupen señores... ya estoy acostumbrado a que me trate así – Dice Cristopher con una cara inocente.

Yo abro los ojos, no podía creer lo que había dicho, el tono que usó, los gestos de sufrido, como si no fuera él, el que me ha estado acosando, persiguiendo, intimidando y muchas cosas más.

-No le crean a este chico... solo está actuando como alguien decente... - Chillo inmediatamente – Es hora de que te vayas a tu casa, no tienes nada que hacer aquí. No somos amigos, ni nada por el estilo.

No lo queria cerca, me hacía sentir extraña, además que cada vez que lo tenía cerca mi cuerpo ansiaba sentir sus manos y mis labios deseaban sentir sus besos, todo esto era una locura, yo no podía sentirme así, yo lo odio, tengo que odiarlo, ya que desde que llegó a mi vida, solo me ha traído problemas.

-¿Estas bien? ¿Te sientes enfermas? Tú no eres así de grosera - Mi madre comenzó a tocarme la frente revisando que estuviera bien.

Yo aparto sus manos de manera brusca, si estaba bien, solo queria que él se fuera, que dejara de aparecer en mi vida, que en mis pensamientos y mis sueños. Lo queria a metros.

-¡No tengo nada! – Respondí.

Mi madre sacude la cabeza y lleva su mirada a Cristopher, que aún seguía sentado en la sala de mi casa. Mi madre es una mujer que admiro mucho, tiene una amabilidad que el mundo envidiaría.

Me enamoré del chico maloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora