Me enamoré del chico malo

CAPITULO 15 ¡TE VAS A ENAMORAR DE MI!

AGNA 

No podía creer, no había poder humano que hiciera entrar en razón a este chico, cada vez me confundía más su aptitud, el afán de querer hablar conmigo todo el tiempo, su interés por mí, tampoco podía negar que estar aquí en este salón sin nadie, solo él y yo me colocaba nerviosa.

Entramos al aula, yo limpiaba el sudor de mis manos con mi pantalón, tenía un nudo en el estómago y sentir sus manos rodeando mi cuello, hizo que me calentara como un horno.

-Tienes un minuto ¿De qué quieres hablar conmigo? – Le digo.

tratando de apurar la conversación, para poder salir de ahí lo más rápido posible. Cuando menos lo espero, tengo una gran figura a delante de mí, que me tomo del cuello y me empotra a una pared.

Sé que tendré un golpe mañana, pero su bestialidad hace que me encienda más. tiene una mano envuelta en mi cuello y la otra está en unos de mis pechos, tirando de uno de mis pezones, por encima de la tela mi buzo y me avergüenzo que mi cuerpo responda tan bien a sus majaderías.

-¿Tienes prisa? - Me dice con una sonrisa.

Yo intento salir de su agarre, muevo mi cuerpo, puedo sentir el pulso desbocado, juntos mis muslos, para buscar la misma fricción que él me estaba dando hace unos minutos atrás.

-Sí, ya te lo dije me están esperando – Jadeo.

Su boca viaja hasta mis labios, y sus dientes se clavan en ellos, jala mi labio inferior, ¡Dios, mío! Está derrumbando todos mis muros. Aprieto mis ojos, su gran erección esta en mi abdomen, una de sus manos masajea mis senos, los aprieta con tanto brío, que me está llevando al límite, y eso que seguimos con ropa.

-¡Ok! Voy al grano ¿Por qué te hiciste novia de ese imbécil? – Gruñe.

Sus labios besan y sus dientes mordisquean mi mandíbula.

-Creo que eso no te debe importar... y si solo ibas a preguntarme eso, entonces veo que no es nada importante así que, me voy... - Jadeo.

¿Por qué quería saber todo lo que hacía o con quien salía? Intento soltarme, pero es imposible.

-¿Es verdad que son novios? – Ronronea.

-SI...

¿Quién me dijo que lo siguiera? Esto solo me pasa a mi... ¿Estoy en un drama? ¿Por qué a mi vida siguen llegando estas escenas chicle?

-¡No te creo! – Dice burlonamente.

En un rápido movimiento, pone sus manos detrás de mis rodillas, impulsa mi cuerpo y hace que mis piernas rodeen su cintura. Yo suelto un pequeño grito, su erección ahora choca con mi centro y agradezco que tengamos ropa, porque si no, podría hacer de su vaquero un desastre con mi humedad.

-Es tú problema... - Le suelto.

Cristopher, tiene su cara metida en mi cuello, besa, chupa y mordisquea, está haciéndome perder la concentración, puedo sentir como restriega su erección en mi centro.

-No te puede gustar alguien como él – Sisea – Él no te puede poner, así, Como lo estoy haciendo yo, mira que bien encajamos, observa como tu cuerpo responde al mío. Eres mía conejita.

Mis ojos se abren ¿Cómo sabe ese apodo? Intento preguntar y sus labios capturan los míos, es un beso posesivo, como si me estuviera reclamando antes de tenerme, como si fuera suya. No es un beso tierno, es un beso salvaje, de esos que te marcan y te incendian tu mundo hasta dejarte solo en cenizas.