CAPITULO 30 LA VERDAD

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AGNA

Voy camino a mi casa en el carro con Edward, mi corazón va vuelto trizas, no puedo creer lo que he visto y lo que he escuchado.

Soy una completa estúpida.

Me entregué a él como una mas de las tantas.

Y para agregarle la cereza del pastel casi le digo que si queria ser su novia.

¡Cristo! Agna eres la reina de las estúpidas.

¿De verdad creías que tu tipo como él gustaba de ti?

Me siento como una completa estúpida, dejé que sus encantos y sus bonitas palabras me cautivaran.

Miro por la ventana del auto, lucho por no llorar delante de Edward. Insistió tanto en traerme a mi casa que no pude seguir negándome.

Nada de esto pasó.

Todo esto es una maldita pesadilla.

No me importa.

Nada de esto me importa.

Repito en mi cabeza, como un mantra que me ayude con el dolor que está desgarrando mi corazón.

Siento como si enterraran agujas por todo mi cuerpo, el labio me tiembla, las ganas de llegar a mi apartamento, encerrarme en mi habitación y compadecerme de mi misma son cada vez mas grandes.

Quiero llegar y lamerme mierda, llorar toda la noche hasta quedarme dormida y después en la mañana despertar de esta pesadilla y hacer como si no hubiera pasado nada.

Es porque nada ha pasado.

Él no es especial.

Es solo un niño mimado que consiguió lo que queria.

-¿Estas bien? – La voz tranquila y aguda de Edward rompe el silencio.

Tomo una bocanada de aire y me obligo a mirarlo, le doy una sonrisa débil.

-¡Si! No te preocupes – Juego con mis manos – No soy tan estúpida como para pensar que era especial para él. Simplemente soy una chica mas que llevo a la cama.

No quiero agobiarlo con mis problemas.

Veo como aprieta el volante del auto, hasta que sus nudillos están blancos.

-¿Por qué me mientes? Sé que no estas bien, solo me dices eso para que no siga preguntando – Me mira con esos ojos café, profundos y penetrantes - Si quieres llorar solo hazlo, no te pagan por no llorar.

Y como si eso fuera lo que mi corazón estaba esperando escuchar se desborda todo lo que he estado conteniendo desde que salí de aquella casa.

El dolor atraviesa mi pecho y las lagrimas caen como espiral por mi rostro.

Dejo que el dolor se apodere de mí.

Sollozo todo lo que puedo, intentando calmar este dolor que me está destrozando por dentro.

Nunca pensé que el chico que tanto desprecié se pudiera meter tanto bajo mi piel. Simplemente llegó y se apodero de todo, invadió cada parte de mí, de mis pensamientos, de mi vida y mi cuerpo.

-Fui una estúpida ¿Cómo pude dejarme engañar de esta manera por él? – Sollozo – ¿Sabes? Hasta perdí a mi mejor amigo por esto - No podía aguantar el llanto, mientras más hablaba más lloraba – Estaba dispuesta a dejar aun lado mis miedos y mis inseguridades por él.

Cristopher llegó como una tormenta a mi vida.

Sin avisar y haciendo estragos.

Destruyendo todo a su paso, le fue tan fácil traspasar todas mis barreras. No le costó nada hacer añicos cada uno de mis muros.

Me enamoré del chico maloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora