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— ¿¡cómo que dejaste una bolsa allá?! ¿sabes cuánto vale una bolsa? ¡5 millones! — la pelirroja ahogó al hombre de goma en el agua, zoro a unos pasos de ellos, riéndose de la escena.
— dejen de hacer tanto ruido. — se quejó cierta azabache, acomodándose en el bote.
— ¡shin! — luffy se deshizo del agarre de nami y se giró rápidamente, una sonrisa plantada en su rostro al ver a su amiga despierta.
— hey. — saludó cansada, sus ojos algo pesados.
el moreno se lanzó a ella, sacándole un quejido de dolor.
— para ya, la vas a lastimar más de lo que ya está. — lo alejó el espadachín, dándole un golpe en la cabeza.
shin negó con la cabeza, ignorando el dolor en su mano y estómago.
— me encuentro bien. — mintió, estaba sufriendo un infierno en esos momentos.
— ¡bien! — luffy se sentó a su lado, sin ningún deseo de irse.
unos minutos después el estómago de todos rugió, nami se volteó con una mirada avergonzada, zoro se rascó la mejilla, y luffy soltó una carcajada.
— no me digan... que aún no han comido. — cuestionó la de pestañas albinas, frunciendo su ceño y mirándoles de manera juzgadora.
— ¡en absoluto! —
— luffy se comió todas las manzanas que teníamos. —
dio un largo suspiro, abriendo la bolsa que llevaba y sacó tres bollos de carne.
— no es mucho, pero algo es algo, así que, vamos, coman. — los tres agarraron sin opción, shin los estaba mirando como una madre regaña a sus hijos.
— ¡gracias! —
— gracias. —
comieron en silencio, disfrutando del bollo de carne.
la muchacha se la pasó dandole gusano a su reptil, quien solo podía disfrutar.
— cierto, zoro déjame ver tu herida. — llamó al peliverde acostado en la esquina.
— ¿eh? ¿para que? —
— voy a coser tu herida, ven. — se acercó a él, sacando una a aguja y un hilo. — no te vayas a mover. —
