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"No escucho, no escucho, soy de palo y tengo oreja de pescado lalalala"

Era lo que pasaba por la cabeza de Cucurucho mientras era rodeado por una multitud de padres molestos.

¿Que porongas paso?

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Spreen ayudó a levantar a Chayanne del suelo, iba a felicitarlo por haber peleado bien y llegar tan lejos, pero la vibración imparable de su celular lo hizo frenar.
Raro, él nunca recibe mensajes o llamadas, si lo tiene con sonido y encima es por alguna emergencia... oh, mierda.

Saco el celular de su bolsillo lo más rápido posible y al ver que eran miles de mensajes de su papá, se espero el regaño de su vida, pues ya había pasado por eso... no daré detalles.
Antes de entrar a ver los mensajes, recibió una nueva llamada de Cucurucho.

-Papá que hice ahora?

-Cachorro dime por favor que hacer, todos en el pueblo descubrieron que sigues vivo y que mataste a uno de los niños. Te dije muy claro que apaguen las alertas...- ahhhh eso era. La voz del albino aunque sea robótica, podía notarse la desesperación en ella.- Dios mío, fue un error dejarlos solos.

Spreen tomo un respiro muy largo, miro a la puerta de entrada a la arena, donde estaba su otro padre mirando el teléfono, mientras cubría su boca con sorpresa. Cucurucho también trato de contactarse con él.

-Papá no digas nada, iré yo a enfrentarme con ellos.

- Estas loco hijo? No sabes lo enojadas que están estas personas, apenas y pude escaparme un minuto para hablar contigo.

-Sus hijos están bien. No importa que sepan que estoy vivo, se iban a enterar de todas formas, pero no quiero que ustedes sean parte de esto.

-Cachorro...

-Confia en mi pá.

Colgó la llamada y volvió su vista al pequeño dragón que sostenía su mano con notoria preocupación.

-Señor Spreen que paso?

-El pelotudo de tu hermano brasilero es un sordo de mierda.

-Estamos en problemas?- pregunto siguiendo el paso del argentino que se dirigía a la salida.

-Ustedes no, tranqui.

Chayanne no dejaba de mirar al joven que sostenía su mano, tal vez en su voz haya tranquilidad, pero como apretaba su mano y mordía las uñas de su mano libre era obvio que tranquilidad es lo que menos tiene.

Una vez llegaron al lado del Ángel, Spreen soltó la mano del dragón y le señaló que vaya con sus hermanos en lo que él hablaba con su padre.

-Que hacemos mi niño?- Susurro el castaño, agarrando a su hijo en un abrazo.

Spreen hundió su cara en el pecho de su padre y se dejó abrazar, su cabeza era un enredo de cosas, todas pasando en menos de una semana. Después de estar meses viviendo en calma y paz, es difícil acostumbrarse a la vida social.

-Dejame en mi casa con los pendejos y anda con papá vos, intenten calmar a esos mamertos así los llevas a donde este yo.

-No sé que harás y me da mucho miedo lo que planea hacer tu cabecita.- susurró Rubius sobre los cabellos rebeldes del menor. Tal vez él sea un ser inmortal poderoso, pero estaba preocupado, había algo más allá de su poder que tiene en la mira a su familia.- sabes que la federación nos tiene la soga en el cuello a tu padre y a mi. si el pueblo se entera que estas de nuestro lado no puedo decirte que nos espera.

De Regreso | Spreen QSMP Donde viven las historias. Descúbrelo ahora