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Asesina Oscura, la espada del rey Hadryon Peverell era un completo enigma. La hoja era de un color oscuro intenso con una franja de un color plateado justo en el medio, además de eso, se desconocía del material que estaba hecho, se desconoce cuándo el rey Hadryon adquirió la espada, aunque no había duda de que había usado dicha espada en su conquista de los Peldaños de Piedra. Muchos acusan de que fue forjada con brujeria, sacrificando cientos de vidas inocentes para forjarla...

Año 115 d.C

Corlys Velaryon miro al hombre, al rey, frente él. Hadryon Warters, o como ahora se hacía llamar, Hadryon Peverell, no es lo que llamarían Targaryen tradicional, para empezar, nunca llevo el apellido y sin embargo tenía esa sangre corriendo por sus venas, aunque el único testimonio de su ascendencia fuera eres ojos violetas que lo observaba aburridamente.

Al principio muchos, incluido el, dudaron que el chico fuera el hijo del príncipe Baelon, pero los rasgos, aunque escondidos por su coloración, estaban allí, además el que reclamara al Terror Negro como su montura daba una clara prueba que era irrefutable.

De bastardo a rey, el chico sin duda había escalado bastante alto. Bajo su reina, las islas que antes eran el refugio de piratas y saqueadores, ahora era un reino prospero, con 4 grandes ciudades ubicadas cada una en distintas islas, aunque sin duda la más sorprendente de todas era su capital, Bastión Peverell, lo que antes era conocido como Bloodstone.

Tenía que admitir que el chico era contundente, sus enemigos aprendieron a temerle. Neutralizo a la Triarquia, Myr aún se recuperaba del ataque que había llevado en la ciudad, y las otras dos ciudades no se atrevieron a intentar nada, aunque no sabía cuánto dudaría la calma, por ahora Albion era vencedor.

Finalmente, después de un momento de silencio en el Solar del rey de Albion. Hadryon rompió el silencio.

--Debo admitir que no lo esperaba, Lord Corlys y me intriga bastante qué asunto lo ha traído a mi reino. Después de la firma de nuestra alianza comercial, no ha habido motivos que hayan requerido su presencia.

Corlys asintió.

--Si, su Gracia. Este asunto requería mi presencia dado lo importante que es.

Hadryon asintió y le indico con un gesto que continuara.

--Iré directamente al punto. Los Velaryon hemos sido vasallos acérrimos de la Casa Targaryen y ahora, con el matrimonio de la heredera del Trono de Hierro con mi hijo y heredero, Laenor, esos lazos se han fortalecidos, sin embargo, si bien es cierto eso, temo por la seguridad de mi familia una vez que el rey Viserys fallezca. A pesar de que el rey Viserys ha declarado a su hija como su heredera, dudo mucho que su palabra y decreto detengan la mano de aquellos que quieren que el hijo del rey con Alicent Hightower, el príncipe Aegon, ascienda al trono. Esto sin duda traerá conflicto, uno en el que irremediablemente se verá envuelta mi familia.

El Solar se mantuvo en silencio por unos momentos, Hadryon se encontró pensativo, contemplando las palabras del Señor de Marcaderiva.

Sus palabras eran ciertas, sin duda en los próximos años los Siete Reinos se verían envueltos en un problema de sucesión que sin duda terminaría con derramamiento de sangre en todo el reino. Por un lado, la insistencia de su hermano Viserys por mantener a Rhaenyra como su heredera a pesar de tener el hijo varón que tanto buscaba, causo malestar en muchos de los lores más tradicionalistas, Westeros es un lugar sumamente patriarcal y a pesar de los juramentos dados a Rhaenyra como heredera, muchos no dudarían en romper su palabra y luchar por Aegon en cambio.

--Entiendo sus preocupaciones, aunque hoy la casa Velaryon está bien posicionada militarmente el futuro es incierto y las aguas pueden cambiar. –dijo, mirando a los ojos del señor de Marcaderiva. —Pero, como le dije a mi hermano y a usted mismo, mi lord, cuando sellamos nuestra alianza, no me inmiscuiría en los asuntos de los Siete Reinos. Nuestra alianza solo se limitará para comerciar, nada más, nada menos. Entonces no puedo prometerle mi apoyo en dado caso que tal conflicto se lleve a cabo—dijo seriamente y antes de que Corlys pudiera protestar, Hadryon continuo. –Pero, si puedo prometerle, que siempre tendrá un refugio al cual acudir si las cosas se le salen de las manos.

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