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Un nuevo futuro.

Año 259 D.C

Marcus se mantuvo erguido durante toda la procesión, a su lado su esposa le dio un apretón en su mano, ofreciéndole consuelo. Su padre, el Rey Magnus II Peverell había sucumbido a la edad hace apenas unas noches, hoy por fin seria puesto a descansar con sus antepasados.

Para la próxima gran aventura, como le gustaba llamarlo su padre y el padre de su padre.

--¡Hoy despedimos a un gran hombre, a un gran rey! –exclamo, el asesor más acérrimo de su padre. Tyon Black era un hombre viejo, solo un poco más joven que su padre. Era un miembro de la rama secundaria de la familia Peverell, quienes gobernaban la Isla de Piedranegra desde hace casi un siglo. —Conocí al rey desde que eran solo un príncipe, estuve con el cuándo ascendió el trono, estuve con él en la Guerra de Mereen. ¡Y les puedo decir con certeza que era un gran hombre! ¡Regido por el honor y el amor a su familia y a su reino! ¡Que en la muerte encuentre la paz!

--¡Que en la muerte encuentre la paz! —se encontró gritando Marcus junto los demás presentes.

Días más tardes, cuando estaba siendo coronado rey de Albion. Marcus no pudo evitar pensar en el futuro, si sería el rey digno que necesitaba el reino, si haría honor a sus antepasados.

No dejes que las sombras de tus antepasados te absorban, se tu propio hombre.

Recordó las palabras de su padre cuando había sido presentado oficialmente como el príncipe heredero después de la muerte de su hermano mayor en la Guerra de Meeren.

Seré mi propio hombre, pensó mientras sostenía la empuñadura de la espada del rey, Asesina Oscura, entre sus manos.

--¡Levántate Marcus de la Casa Peverell, el segundo con el nombre, rey de Albion, señor de nueva Valyria y guardián de las Tierras de Invierno! ¡Qué largo sea su reinado!

--¡Qué largo sea su reinado! —vitoreo la multitud que se había reunido en el Templo del Extraño.

Marcus se levantó, revestido con su armadura negra, miro a los cientos de presentes en su ascensión al trono y alzo a Asesina Oscura en el aire.

Un nuevo rey en la Dinastía Peverell había sido coronado.

Pero casi simultáneamente, Refugio Estival ardía

....

Apretó sus manos en puño mientras escuchaba los gritos de su esposa salir desde la habitación de partos y Marcus no pudo evitar temer por la vida de su esposa.

A pesar de los avances que había tenido Albion en cuanto a los métodos de parto reduciendo así la mortalidad de estos en un gran porcentaje, Marcus no se confiaba.

Parecieron que pasaban años hasta que por fin escucho el sonido del llanto de un bebe. Una de las parteras salió de la habitación. El no espero a que la partera dijera algo, él se apresuró a entrar en la habitación.

Allí la vio.

Alyanne Peverell, de soltera Karstark, estaba allí, acostada y luciendo exhausta, pero con una suave sonrisa amorosa mientras acunaba un bulto en sus brazos, entonces ella noto su presencia y lo miro con esos ojos grises suyos.

--Mi amor. —dijo, su voz un poco ronca. —Conoce a tu hija, la princesa Alyssa Peverell.

Marcus se acercó, le dio un beso en la frente a su esposa y tentativamente tomo a su hija recién nacida entre sus brazos.

--Princesa Alyssa, como uno de los Fundadores. —exhalo cuando la pequeña beba abrió los ojos, ellos eran de un brillante color violeta.

Su sangre Valyria, pensó. Pero por un momento, los ojos de la pequeña Alyssa parecieron brillar con reconocimiento, había una inteligencia allí, una que no había visto en ningún bebe.

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