capitulo VI: Productos en venta.

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Victor se encuentra en su cochera, tras unos últimos puntos de soldadura observa con satisfacción lo que acaba de crear.

Victor observa su teléfono y al entrar en sus fotos mira algunas con Montse en un restaurante, y al darle una sonrisa al teléfono se levanta para salir de casa.

Un timbre llama a la puerta, Patrick abre y recibe con una sonrisa a Víctor.

— Que bueno que llegaste. — comenta Patrick al verlo.

— ¿Pasó algo? — cuestiona Victor entrando a su casa.

— Medio millón. — comenta con nervios. — Eso es lo que pidieron por Montse.

— El dinero no es problema, el problema es qué haré para que todo salga bien. — contesta Victor confundido.

— ¿Tienes un plan? — cuestiona al chico.

— Si, pero no quiero errores.

— Yo confío en ti y sé que Montse también lo hace. — le comenta tomándolo del hombro. — Solo no pienses en eso.

— Gracias. — contesta con una sonrisa.

— Tu padre estaría orgulloso. — comenta animándole.

— Tal vez... — contesta reflexivo.

En la reserva de Meyer, Montse y sus amigas platican entre ellas.

— ¿Crees que alguien vendrá? — cuestiona Valeria con desanimos.

— Cálmate, todo estará bien, ya verás. — respondió Montse en forma de consuelo.

— ¿Cómo estás tan segura? — reclama una chica morena. — ¿Que acaso tú optimismo te deja ciega?, ¡Mira dónde estamos, solo podremos salir de aquí muertas!

— ¡Yo sé lo que digo y sé que vendrá por mi! — contestó Montse con molestia.

— ¿Quien vendrá por ti? — cuestionó Andrea. — ¿Te refieres a tu novio?

— ¿En serio eres tan incrédula como para creer que ese príncipe azúl vendrá en tu rescate? — dice la chica morena en tono burlón. — ¡Afronta tu realidad, estamos secuestradas y nadie vendrá por nosotras!

Montse se levanta con enfado para caminar hacia la chica y tras levantar su puño es detenida por Valeria.

— ¿Que estás haciendo? — susurró Valeria para calmarla. — Está bien que seas optimista, pero entiende que no todas piensan igual.

Montse solo mira con molestia a la otra chica y camina hacia una cama para recostarse.

Montserrat con una cara de molestia mira hacia el techo y tras un pequeño vistazo mira a Víctor por el mismo ducto, cambiándo su rostro a uno más alegre, por lo que ella va al baño de nueva cuenta.

— Hubiera sido entretenido ver cómo te peleas. — dice Victor de manera burlona.

— Cállate, soy una señorita y no me rebajo a eso. — contestó Montse apenada. — Además es normal que tengan miedo, no saben si saldrán de aquí.

— Mañana lo averiguarémos. — añade Victor con un suspiro.

— ¿Que pasará mañana? — cuestiona con curiosidad.

— Mañana llevarán acabo un evento y tengo las sospechas de que a eso se debe que lleven tanto tiempo encerradas sin que les hagan algo. — añade Victor pensativo.

— Victor. — susurra Montse mientras acaricia las mejillas de el. — Solo confía en ti, todo saldrá bien, cuento contigo, amor.

— Lo sé, gracias por los ánimos. — contestó con una sonrisa.

la espada de la ira y los demonios que habitan. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora