Victor se encuentra en su cochera, tras unos últimos puntos de soldadura observa con satisfacción lo que acaba de crear.
Victor observa su teléfono y al entrar en sus fotos mira algunas con Montse en un restaurante, y al darle una sonrisa al teléfono se levanta para salir de casa.
Un timbre llama a la puerta, Patrick abre y recibe con una sonrisa a Víctor.
— Que bueno que llegaste. — comenta Patrick al verlo.
— ¿Pasó algo? — cuestiona Victor entrando a su casa.
— Medio millón. — comenta con nervios. — Eso es lo que pidieron por Montse.
— El dinero no es problema, el problema es qué haré para que todo salga bien. — contesta Victor confundido.
— ¿Tienes un plan? — cuestiona al chico.
— Si, pero no quiero errores.
— Yo confío en ti y sé que Montse también lo hace. — le comenta tomándolo del hombro. — Solo no pienses en eso.
— Gracias. — contesta con una sonrisa.
— Tu padre estaría orgulloso. — comenta animándole.
— Tal vez... — contesta reflexivo.
En la reserva de Meyer, Montse y sus amigas platican entre ellas.
— ¿Crees que alguien vendrá? — cuestiona Valeria con desanimos.
— Cálmate, todo estará bien, ya verás. — respondió Montse en forma de consuelo.
— ¿Cómo estás tan segura? — reclama una chica morena. — ¿Que acaso tú optimismo te deja ciega?, ¡Mira dónde estamos, solo podremos salir de aquí muertas!
— ¡Yo sé lo que digo y sé que vendrá por mi! — contestó Montse con molestia.
— ¿Quien vendrá por ti? — cuestionó Andrea. — ¿Te refieres a tu novio?
— ¿En serio eres tan incrédula como para creer que ese príncipe azúl vendrá en tu rescate? — dice la chica morena en tono burlón. — ¡Afronta tu realidad, estamos secuestradas y nadie vendrá por nosotras!
Montse se levanta con enfado para caminar hacia la chica y tras levantar su puño es detenida por Valeria.
— ¿Que estás haciendo? — susurró Valeria para calmarla. — Está bien que seas optimista, pero entiende que no todas piensan igual.
Montse solo mira con molestia a la otra chica y camina hacia una cama para recostarse.
Montserrat con una cara de molestia mira hacia el techo y tras un pequeño vistazo mira a Víctor por el mismo ducto, cambiándo su rostro a uno más alegre, por lo que ella va al baño de nueva cuenta.
— Hubiera sido entretenido ver cómo te peleas. — dice Victor de manera burlona.
— Cállate, soy una señorita y no me rebajo a eso. — contestó Montse apenada. — Además es normal que tengan miedo, no saben si saldrán de aquí.
— Mañana lo averiguarémos. — añade Victor con un suspiro.
— ¿Que pasará mañana? — cuestiona con curiosidad.
— Mañana llevarán acabo un evento y tengo las sospechas de que a eso se debe que lleven tanto tiempo encerradas sin que les hagan algo. — añade Victor pensativo.
— Victor. — susurra Montse mientras acaricia las mejillas de el. — Solo confía en ti, todo saldrá bien, cuento contigo, amor.
— Lo sé, gracias por los ánimos. — contestó con una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
la espada de la ira y los demonios que habitan.
AcciónTras la muerte de su padre, Victor tendrá que encontrar un propósito en su vida más allá de una vida tranquila, pero tras un secuestro, el tendrá que usar sus poderes para rescatar la única familia que le queda, sin embargo solo será el comienzo de...