Una mañana tranquila en la casa de Victor, su alarma suena y el rápidamente despierta, al bajar a la sala es recibido por su padre, quien le prepara huevos revueltos con pechuga de pollo ahumada.
— Buenos días, hijo. — saluda Sebastian al escuchar sus pasos.
— Buenos días, papá. — responde para después dar un bostezo. — Te levantaste más temprano que de costumbre.
— Bueno, es un día especial, hijo. — responde con una sonrisa. — No todos los días le dices a la chica que te gusta que sea tu novia.
Sebastian deja el desayuno de Victor frente a el y le da un vaso de jugo de naranja, Victor solo mira a su padre con una cara rara.
— ¿Pasa algo? — cuestiona por la cara que le pone.
— Estoy muy nervioso.
— ¿En serio? — cuestiona de manera burlona.
— Papá, no es gracioso. — reclama con vergüenza.
— Hijo, es que no debes tener miedo a decir lo que sientes.
— ¿Pero si no siente lo mismo que yo por ella? — cuestiona con desanimo.
— Ella te mira como tu madre me miraba cuando nos conocimos.
— ¿En serio? — cuestiona sin creerlo. — ¿Cómo te das cuenta de eso?
— La guerra y el amor no son tan diferentes, algunos salen lastimados, otros ganan, pero siempre es una pelea que no termina hasta que uno hace lo necesario.
— ¿Que es lo necesario que debo hacer? — cuestiona con vergüenza.
— Hacerlo. — responde con una sonrisa mientras le acaricia su cabeza. — Montse es una niña simpática y se nota que te quiere mucho, no pierdes nada con intentarlo.
— ¿Y si me rechaza? — cuestiona con desanimo.
— Esa guerra no la tenías que ganar. — responde con seriedad. — podrán seguir siendo amigos, pero debes conocer a más chicas.
— Está bien... — contesta para después desayunar.
— Saldrá bien, te lo aseguro, hijo.
Esa misma tarde, Montse y sus amigas caminan por los pasillos de su universidad, mientras platican entre ellas.
— ¿Que harás el fin de semana? — cuestiona Valeria a Montse.
— Victor y yo iremos a cenar hoy, me dijo que vendría por mi. — responde Montse con una sonrisa.
— ¿Entonces ya son novios? — cuestiona Andrea con sorpresa.
— No, nada de eso, cada mes me invita a cenar sushi y nos divertimos. — responde sonrojada.
— ¿Que espera ese chico para dar el siguiente paso? — pregunta Valeria confundida.
— Valeria, solo somos amigos. — contesta incómoda.
— Tonterías. — interrumpe Andrea. — desde hace unos meses te lleva a cenar, te trae rosas, te compra ropa y hasta perfumes.
— ¡Es cierto! — añade Valeria. — Mi papá me contó que vió a Víctor cuando te compró ese perfume que empezaste a usar, vale mil dólares esa cosa, ni siquiera mi papá me compra un perfume así.
— ¿Que están tratando de decirme? — cuestiona con vergüenza.
— Es obvio. — reclama Valeria. — Te está llenando de detalles para que veas el prospecto de hombre que es, que es romántico, que le gusta salir a divertirse contigo y que te quiere bella.
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la espada de la ira y los demonios que habitan.
AkcjaTras la muerte de su padre, Victor tendrá que encontrar un propósito en su vida más allá de una vida tranquila, pero tras un secuestro, el tendrá que usar sus poderes para rescatar la única familia que le queda, sin embargo solo será el comienzo de...