la espada de la ira y los demonios que habitan.

XIII: ¡Hora de entrenar!

Al día siguiente, Victor y Montse conducen por una carretera a las afueras de la ciudad, Montse en el asiento del copiloto se encuentra leyendo un libro de su escuela.

— No quiero que descuides la universidad por venir conmigo.

— Estoy estudiando para un examen, solo tengo que repasar ésto y ya. — contesta sin quitar la mirada del libro. — La próxima diseñadora exitosa estará bien, amor.

— Que decidida. — dice burlón.

Edea y Sherlyn se encuentran peleando en una gran habitación de paredes grises y pequeñas bancas alrededor, las patadas de Sherlyn son detenidas por los antebrazos de Edea, quien responde con sus puños en un golpe directo, pero la agilidad de Sherlyn le ayuda a mover a tiempo su cabeza para evitar el ataque y cuando la tiene cerca, Sherlyn la toma del brazo para tirarla con fuerza contra el piso.

— ¡Gané! — reclama Sherlyn agitada mientras mira a Edea en el suelo.

— Nada mal. — responde.

Sherlyn ayuda a Edea a levantarse y caminan hacia una banca que se encuentra en el lugar.

Ambas toman un poco de agua cuando miran la puerta del lugar abrirse, entrando Perla junto con Víctor y detrás de ellos, Montse.

— ¡Hola! — exclama Montse alzando la mano para saludar a lo lejos.

— ¿Trajo a su novia aquí? — cuestiona Edea mirándolos sorprendida.

— Ya sabemos quién manda en esa relación. — responde Sherlyn de manera burlona.

— Traje el libro como pediste. — dice Perla mientras camina hacia ellas.

Sherlyn y Edea saludan a Montse y a Víctor con una agradable sonrisa y al llegar junto a ellas Perla se sienta para abrir el libro mientras que Sherlyn mira detenidamente a Víctor.

— Victor, necesito que te quites la camisa. — ordena Sherlyn.

— ¿Disculpa? — pregunta Victor con sorpresa.

— ¿Ya entendiste por qué vine? — reclama Montse hacia el chico.

— No te preocupes, cariño, es solo que quiero ver las heridas que tiene. — responde Sherlyn.

— Y ver qué tan celosa es la novia. — dice Perla burlona mientras ojea el libro.

Montserrat cruza los brazos mientras mira con una cara de desaprobación como Sherlyn toca las cicatrices de Victor y las mira de cerca.

— Tu novia está hirviendo de celos que podría freír tocino en su frente. — comenta Perla riendo.

— ¿Podrían callarse? — dice Victor molesto.

— Las cicatrices no fueron causa del veneno, tampoco porque fueran heridas profundas. — concluye Sherlyn. — Parece que tú lado demonio hace que sanes rápidamente, pero al no tener control total sobre ellos hace que los ataques de otros demonios te dejen cicatrices.

— ¿Eso es bueno o malo? — cuestiona Montse preocupada.

— Es bueno..... y malo a la vez. — responde Edea. — Eso significa que tus poderes son como los de cualquier demonio, pero al tener años reprimiendo esa parte de él ha hecho que tú propio cuerpo se desentienda de tu poder.

— Por esa razón cuando se transforma tiene noción de lo que hace, pero a la vez es algo que el no quiere hacer. — añade Perla. — Como si te dejaras guiar por tus instintos más primitivos de hombre macho.

— ¿Cómo arreglamos eso? — cuestiona Victor.

— Descubriendo exactamente como funciona tu materia oscura. — responde Edea.