⇨Heridas pt.2⇦

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Inosuke se dirigió al baño extrañado por la actitud de su profesor, vamos, no era estúpido y podía darse cuenta de ciertas cosas y esa mirada definitivamente significa algo, además no era la primera vez que la presenciaba y su sexto sentido le decía algo. Entró al baño y se mojó la nariz para quitar el exceso de sangre seca, había esperado junto a Genya que el sangrado se detuviera antes de ir al baño para limpiarse. Tomó un trozo de papel higiénico y lo posicionó sobre su nariz para limpiarse bien y así no dejar manchas, no quería que su madre se asustara o le regañara por haber malinterpretado la situación. 

Sanemi salió del baño después de haberse calmado, debía volver a su salón, pero al momento de salir se topó con aquel rostro con el que se había masturbado con anterioridad y sintió pánico, ¿el chico lo había escuchado?, ¿desde cuándo estaba ahí?, se acercó al lavabo bajo la atenta mirada del menor. Inosuke se quitó el papel de la nariz y miró a su profesor, este definitivamente ocultaba algo, y eso le causaba cierto interés ya que de cierta manera deducía algo. Hace unos minutos atrás tenía esa extraña y emocionada mirada cuando vio su sangre, este ocultaba algo bastante grande.

Al ver la expresión de sorpresa del mayor al verle, sonrió, bueno, si quería tenerlo de su lado debía hacer cualquier cosa.

—¿Estás bien?— le preguntó al chico ya que este no decía nada y su mirada ya le comenzaba a inquietar.

—Lo estoy— contestó y una loca idea cruzó por su mente. —¿También te gustan las cicatrices?

—¿Qué?— cuestionó mirando rápidamente al chico con nerviosismo.

—Esto— dijo para luego sacarse la playera y así mostrar todos sus raspones y pequeñas cicatrices que adornaban su piel, al ver como el mayor pasaba saliva nervioso, lo supo.

Sonrió, tenía razón, su profesor tenía un jodido fetiche por las heridas, era extraño, pero realmente no le importaba mucho, si podía sacar beneficios de eso, estaba bien. Tener a ese profesor de su lado no haría nada mal, después de todo era con el único con el que tenía problemas. Sanemi maldijo por no poder apartar sus ojos del menor, lo resistió, de verdad lo hizo, pero su mente fue mucho más fuerte. Tomó al chico del brazo para meterlo en uno de los cubículos y empujarlo contra la puerta. Inosuke soltó un quejido ante la brusquedad de su profesor, pero no dijo nada, la expresión que este tenía en el rostro era bastante curiosa e interesante, ¿tanto así le gustaban las heridas? Las manos de Sanemi recorrieron la suave y blanca piel del chico hasta detenerse en una pequeña cicatriz que este tenía sobre la clavícula derecha y rápidamente se acercó hundiendo sus dientes alrededor, mordiendo. Quería marcar la piel del chico, dejar su huella en ella y joder, eso se sentía increíble. Ante aquello su mente se sintió plena, era como si todos sus engranajes funcionaran correctamente. La sensación de la piel rompiéndose bajo sus dientes era inexplicable y el sabor a metal inundando sus papilas gustativas era aún más glorioso.

—Auch— se quejó ante la repentina acción.

—Diablos— soltó lamiendo la herida y observó como sus dientes se marcaron sobre la suave piel del chico, eso era, eso quería y eso necesitaba. —Mierda.

Se alejó del menor para darle la espalda y pensar en lo que había hecho, estaba jodido. Eso era malo, había cruzado el limite que tanto le había costado poner y ahora no sabía que hacer. Había dejado relucir sus inclinaciones, su estudiante lo había visto y había sido víctima de ello. Se maldijo por haberlo hecho, no pudo contenerse y ahora estaba en problemas.

—Qué jodido— soltó mirando al mayor con interés. —¿Eres una sádico o simplemente te gustan las heridas en general?

—Hashibira— llamó al chico. —Es un mal entendido.

Heridas ※╰SaneIno╮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora