⇨Heridas pt.1⇦

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Los fetiches son una parafilia que consiste en la excitación erótica o la facilitación y el logro del orgasmo a través de un objeto fetiche, como una prenda de vestir o una parte del cuerpo en particular, o una acción.

Sanemi era una persona correcta, tenía su humor y personalidad, pero eso no quitaba su buena calificación como persona, pero detrás de todo eso ocultaba un fetiche extraño, uno cuestionable para algunas personas, pero que al albino le fascinaba. Tenía un fetiche por las heridas, se excitaba mordiendo y dejando marcas en las blancas y suaves pieles de las chicas. Era extraño, lo sabía, pero desde pequeño había sido así. La primera vez que lo supo fue cuando estaba en secundaria y vio a la chica que le gustaba lastimarse, la niña tenía una pequeña herida en la rodilla y más que enfocar su atención en su compañera y en el bien estar de esta, se centro completamente en la sangrante herida que le provocó escalofríos y sensación extrañas. Y así comenzó todo.

Con el paso del tiempo ese fetiche no había disminuido para nada, seguía ahí, latente en su interior. Había tenido parejas sexuales con las que se había dejado llevar y había tratado de dejar marcas, pero estas no lo soportaban y se enojaban ante eso por lo que sus relaciones eran bastante cortas. Después de su fracaso en encontrar a la persona correcta, había dejado de hacerlo ya que no lograba librarse adecuadamente por lo que escondió en lo más profundo de su mente su extraño fetiche para llevar una vida más "normal". Si llegaba a tener sexo casual, no mordía a sus parejas, si lo hacía trataba de hacerlo suave y no causarles dolor, pero no le gustaba, eso lo dejaba muy insatisfecho sexualmente. El sexo ya  no era gratificante.

—¿Qué diablos con esa expresión de deprimido?— preguntó observando a su albino amigo mientras se sentaba frente a este.

—Cierra la boca— dijo haciendo una mueca, no le iba a decir a Uzui que se sentía frustrado sexualmente, además no le gustaba hablar de esos temas tan personales.

—Qué grosero eres, me lastimas— soltó el peliplata fingiendo estar dolido por el comentario de su amigo.

—Uy, perdón por lastimar tus preciados sentimientos, ratón extravagante— comentó con sarcasmo y burla.

—Ya deja ese tonto apodo— gruñó frunciendo el ceño.

—¡Tú empiezas!— declaró.

—¡Sólo pregunté que te pasaba!— gruñó Uzui mirando a su amigo.

—Chicos, no griten— regañó al par que se quedaron en silencio.

—Kyojuro, el lobo albino no deja de gruñirme y llamarme de una forma horrible— lloriqueo acercándose al pelinaranja y abrazarle.

—No eres un niño, Tengen— soltó un suspiro acariciando la espalda de su dramático amigo. —Pero Sanemi, no debes discutir con Tengen, ya sabes como es.

—¿Qué quieres decir con eso, Kyojuro?— cuestionó Uzui alejándose de su amigo.

—Nada, nada— contestó con una sonrisa. —Por cierto, ¿tienes una curita?, me lastime el dorso de la mano.

—Ah, si tengo— soltó alejándose de su amigo e ir en busca del objeto.

Sanemi observó la mano de Rengoku detenidamente, tenía una pequeña herida roja sobre esta. Si bien tenía ese fetiche extraño, no significaba que iba a excitarse o tener una erección inmediata, de hecho habían personas con las cuales reacciona de esa manera, personas escogidas por él ya que las heridas que más le estimulaban eran las hechas por él mismo, además el pelinaranja era un hombre y nunca antes se había sentido atraído hacia uno. Si ese fuera el caso, algo que dudaba que sucediera, sus amigos estaban fuera de esa liga. Podía sentir una leve satisfacción al ver la herida de su compañero, pero nada más. Además, no era que se excitar ver sangre, lo que más le elevaba el lívido era el morder a alguien, hacer una marca con sus dientes.

Heridas ※╰SaneIno╮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora