Capítulo #6

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Llegando a su casa, bajaron de la nave y entraron a su hogar, Kuro los estaba esperando ya con la comida hecha para todos.

Kuro: ¿cómo les fue a mis niños?.

Honey: ¡Cobalto tiene novio!.

Cobalto: ayyy, no es cierto. —le da un empujón—

Kuro: ¿cómo que tienes novio?.  —alza una ceja—

Cobalto: es que un chico de mi salón me regaló una rosa y dijo que le parezco lindo. —le muestra la rosa—

Kuro: oww, pero que lindo de su parte, pero no me salgas con tu domingo 7, hijo.

Cobalto: tranquilo, no lo haré. —sonreía—

Obsidian: —se va rápido a su habitación—

Kuro: —lo vio irse— mm, ¿todo bien?.

Cobalto: oh si, es que...mm, fue a buscar algo, jeje.

Kuro: entiendo...bueno, vayan a lavarse, les serviremos su comida.

Los demás se fueron cada uno a su habitación, mientras la pareja preparaba la mesa.

Red: oye...cuando los recogí parecían estar tristes, o molestos, creo que algo les pasó.

Kuro: mm, hablemos con ellos cuando vengan.

Ya los siete estando reunidos en la mesa, mientras comían no hubo ni una sola palabra, solo el sonido de los cubiertos chocando con los platos.

Kuro: ...y bueno, ¿qué tal su día?, ¿algo que comentar?.

Honey: nada importante, solo que nos tocó en salones diferentes... —miraba su plato—

Cobalto: si, solo es eso, je.

Obsidian: ah, por cierto, mamá, papá, ¿saben si ya está listo ese aparato para que mi poder se retenga?.

Red: ay hijo, está tardando más de lo previsto, nos dicen que aún no encuentran la manera de ayudarte.

Obsidian: ja, eso es curioso, porque un alumno tiene un collar que sacó del laboratorio, y con ese collar su poder es retenido. —los mira— ¿quieren explicarme por qué él tiene eso y yo no?.

Kuro: oh Dios, nos habían dicho que no tenían nada, y que tardarían más en hacerlo.

Obsidian: ¡no me mientas, padre!, tal vez ya se lo tienen listo, ¡pero ustedes no quieren tenerlo porque sacan beneficios conmigo!. —da un golpe a la mesa— ¡¿es eso?!.

Red: para nada, hijo, ¿de dónde sacas esas suposiciones?, es verdad lo que te decimos, es lo que nos dicen en el laboratorio.

Obsidian: mejor cállate, madre, ¡seguro ni siquiera vas al laboratorio!.

Kuro: —se levanta de su asiento— ¡no le hables así a tu madre!, ¡es más!, ¡no tienes por qué hacer tanto escándalo!.

Obsidian: ¡tengo derecho a estar enojado!, ¡18 años lidiando con este problema y no se ha podido resolver aunque ya haya una solución!. —también se levanta y pone sus manos en la mesa—

La mesa empezó a calentarse, y unos segundos después, empezó a quemarse lentamente por el calor que emitía del pelirrojo de sus manos.

Cobalto: O-Obsi, estás quemando la mesa... —algo asustado—

Obsidian: ja, ¿ya ven?, ¡la mesa no se estaría quemando si tuviera ese objeto que retiene el poder!.

Red: no hagamos esto más difícil, por favor. —se pone de pie— Obsidian, dejanos explicarte lo que pasa...

Las etapas del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora