XII - Reencuentro

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| Sky |

— ¿Liren, a dónde vamos?

—Ya lo sabrás cuando lleguemos.

— No me gustan las sorpresas.

— Descuida, no es una sorpresa.

Lo mire tratando de encontrar una pista, algo que me haga recordar; su barbilla bien perfila como el de un villano de una historia, su mirada profunda que generaba incertidumbre, su cabello medio largo y tan suave me dieron entender que es un chico con apariencia dura, pero de corazón débil. Siempre es así, las personas mostramos una apariencia que oculte lo que realmente somos.

Vi sus manos tan suaves y a la misma ves fuertes manejando en el volante, su forma de vestir era agradable, sencillo pero elegante, además el aroma de su perfume era tan dulce y amargo, todo de él es tan interesante y opuesto.

— Liren, ¿Por qué vamos tan lejos?, estamos saliendo de la ciudad, —dije mirando las calles que me eran muy familiares.

— No quiero que olvides el lugar en dónde tú y yo nos conocimos.

Asentí desconcertado, era evidente que los dos estábamos nerviosos, ni siquiera podíamos soportar mirarnos un segundo.

Llegamos a un puente, tuve una sensación extraña al ver lo profundo que era, sentí nostalgia al notar como aquellas aguas fluían con tanta fuerza pero en la orilla golpeaban con suavidad, era un lugar que sin duda era el más frío y solitario de toda la ciudad.

— Liren..., ¿Por qué estamos aquí?

— Talvez no lo recuerdes, pero este lugar fue cómplice del encuentro de dos chicos con el alma triste.

— ¿He?

 — Recuerdo que ese día estaba lloviznando, yo por curiosidad vine a tomar algunas fotografías, el lugar era hermoso, pero todo se volvió más lindo cuando te vi, estabas parado justo aquí con los brazos abiertos, tome una foto mirándote con cuidado, de pronto diste un paso más al borde, yo no supe que hacer, pensé que estabas a punto de terminar con tu vida, entonces corrí y te tome de la cintura, nos caímos para atrás en un charco de agua, tú te levantaste muy molesto, yo no lo entendí, te tome de la mano y te dije que tú vida nos es un juego, pero tú te reíste, me dijiste que necesitabas despejar tu mente, ya que te gustaba escribir novelas, pero tenías algunos problemas, así que necesitabas estar solo e inspirarte, dijiste que el frío y la tristeza te desbloqueaba, entonces me hiciste cerrar los ojos y levantar la cabeza, sentí la frescura de la naturaleza, te mire pensando en lo extraño que eras. De pronto me miraste feliz, tomaste mis manos y me diste las gracias, luego te fuiste corriendo.

¿Sabes?, ese día me impactante tanto que no deje de pensar en ti, siempre soñé con escuchar tu nombre, pasaron días y días buscándote, vine a este lugar varias veces, incluso cuando la lluvia era torrencial, pero me di cuenta que ya no te volvería a ver, solo fue un pequeño encuentro.

Pero... supongo que desee tanto verte que un día te transfirieron a mi colegio, trate de acercarme a ti, pero siempre me ignoraste. Ese día lluvioso no pude formar parte de tus recuerdos, así que me sentí decepcionado, te veía tan alejado que no quise molestarte, pero tú complejo de héroe te condenó a estar a mi lado.

Sky, ¡lo siento!, ¡es mi culpa!, yo nunca debí aparecer en tu vida para arruinarla, ¡perdóname!, ¡no llegue a tiempo ese día!, ¡perdóname por hacerte creer que el amor es dolor!, ¡perdóname por ...

— ¡Hey!, ¿Qué haces?, levántate, no me pidas perdón.

Ese chico se quebró frente a mí, se puso de rodillas pidiéndome perdón, no sabía la razón del porque lo hacía, pero su angustia me llenaba de tristeza, lo tome de las manos y lo ayude a ponerse de pie, sus ojos cristalinos reflejaban su desesperación por decir algo que no podía expresar con palabras.

🍂El dolor del casi algo🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora