El grito volvió a escucharse, cortando el hilo de mis pensamientos al instante.
—Chaff— susurré con mi voz cargada de pánico al distinguir al dueño de aquel sonido.
Me moví lo más rápido que mi estado me lo permitía, colocándome sobre mis rodillas por unos instantes hasta sentirme lo suficientemente capaz de ponerme de pie.
Respiré profundamente varias veces antes de dar el primer paso hacia el lugar del que creía que provenía la presencia de Chaff.
Con la mano temblorosa tomé una de las dagas que tenía aún en el cinturón del traje y la sujeté lo más fuerte que pude, empuñándola en caso de que tuviera que usarla.
Aún cuando me había prometido a mi misma no tener que quitar una vida nunca más, aún cuando la mía se encontrara en peligro. Sin embargo, en este caso no era mi vida la que podía estar en peligro, era la de uno de mis seres más apreciados, mi mentor, mi amigo, a la persona que había sido un padre y un confidente durante los peores años de mi vida.
Los ruidos se podían oír mucho más cercanos a cada paso débil que daba dentro de la maleza de la jungla, el sonido de espadas chocando entre si, los gruñidos y las respiraciones estrepitosas abriéndose camino hacia mis oídos sobre el sonido de la naturaleza que me rodeaba.
Apreté el agarre en el mango de la daga plateada sujeta en mi mano izquierda, la mano que no había recibido la herida por parte de Johanna, cuyo actuar aún no comprendía del todo a decir verdad.
La voz ronca de Chaff maldiciendo a pocos metros de mi logró que regresara mi atención al presente.
Corrí un par de ramas con la mano ensangrentada, topándome de frente con una de la escenas que estaba segura me acompañaría todos los días que me quedaran de vida, al igual que la escena de mi hermano siendo lanzado de aquella terraza lo hacía cada noche.
El brazo acabado en un muñón de mi mentor se encontraba ensangrentado en el piso, mientras que este sostenía un sable con su mano sana. Del lugar en el que su otro brazo debería estar caían gruesos hilos de sangre que manchaban tanto la ropa como el pasto a sus pies. Chaff estaba de rodillas tratando de ponerse de pie a como diera lugar, y frente a él se encontraba de pie Brutus con lanza en mano, observándolo desde arriba, a punto de darle el golpe final.
Mi respiración se aceleró y sin perder tiempo y haciendo uso de todas las fuerzas que me quedaban arrojé la daga hacia el cuerpo del Tributo que estaba dispuesto a matar a Chaff.
Mi arma dio de lleno y con fuerza en su omóplato, sacándole un grito de dolor y logrando que se girara al instante para ver quien lo había atacado. Sus ojos me fulminaron, y de ser posible que una mirara matara de seguro que yo estaría ya siendo trasladada al Capitolio para ser sepultada.
—Aléjate de él— dije con los dientes apretados mientras sacaba otra de mis dagas— O te aseguro que la próxima— lo señalé mirándolo directamente a los ojos —Irá directo a tu cabeza.
—Emily no, vete— escuché susurrar a Chaff.
—Eres muy valiente niña— sonrió Brutus sin importarle mucho el tener una daga clavada profundamente en la espalda, colocándose detrás de Chaff y tomando con fuerza su nuca, dejando a la vista su rostro magullado y ensangrentado —De verdad pensé que la loca del Siete te había acabado hace un rato, pero mira Chaff, al parecer no fue así, no crees que es un alivio —le preguntó a este con cinismo —La hermanita maravilla sigue con vida.
Mi mandíbula se apretó, al igual que mis puños, causando que mis uñas se clavaran en la palma de la mano.
—Dije que te alejes de él— vociferé.
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Los Juegos del Hambre: Envuelta en llamas #2
Fanfiction"El ciclo siempre se repite, una y otra vez" Era lo único en lo que Emily creía fielmente. Nada cambiaría. Nunca. . . Después de todo, nada lo había hecho luego de cinco años. Solo ella. A tal punto que ante cualquier destello de esperanza de algún...