DEVIL TRIBUTE/ L.S [Traducción]

› 10

El sol caliente en su espalda hace que la mañana en el huerto sea un poco desagradable, una rápida mirada a sus brazos desnudos y Louis tiene la confirmación de que su piel es casi tan dorada como la de Zayn a su lado.

Han pasado poco más de cinco semanas completas desde que el señor demonio del pantano se fue, y a pesar de tratar de alejarlo de sus tontos pensamientos, lo único que hace la criatura es permanecer deslizándose entre las chispas obscenas que burbujean dentro de los huesos del hada, llevándolo sigilosamente por caminos malditos que nunca antes pensó siquiera en considerar.

Mientras revuelve la tierra fertilizada en silencio, con las rodillas en el suelo y un sombrero de gran tamaño en la cabeza, intenta ignorar la creciente culpa que se ha estado revolviendo dentro de su estómago desde la primera vez que tocó los recuerdos del momento que pasó con Harry en torre este. Nadie había descubierto todavía los daños en la habitación y, por muy exhaustivos que fueran sus esfuerzos para arreglar el caos, gran parte del desorden seguía fuera de lugar.

Pero aún así, para Louis este no era su mayor problema en ese momento. La pregunta que había estado dando vueltas dentro de su cabeza durante un par de días era el hecho de que finalmente había descubierto dónde estaba la suite principal en ese gran castillo, una habitación oscura como la oscuridad dentro de un demonio, rodeada de piedras tan negras como su cuerno y su amplia cama que, a pesar de todas las largas noches sin alguien que se acostara en ella, aún conservaba la suave y familiar plenitud que resultó más que capaz de hacer temblar las rodillas de Louis en anticipación de una reunión.

Visitar esa habitación se estaba convirtiendo peligrosamente en una adicción que podía aplastarlo en cualquier momento y él lo sabía, por supuesto que lo sabía, ya no era una criatura pobre y tonta que vivía en las calles y luchaba día tras día por sobrevivir. No. Ahora era fuerte, los músculos estaban creciendo en sus brazos, sus piernas casi habían duplicado su tamaño y las crecientes curvas en sus cintura y caderas ahora eran claramente evidencia para la vista. El color en sus mejillas detrás del bronceado, no más ojos hundidos y el cabello casi tan largo que le llegaba al hombro.

Sí. Louis era diferente de lo que era antes, y a veces pensaba que eso podría ser suficiente para ser lo suficientemente valiente como para regresar al mundo exterior, enfrentarse a toda esa gente en Calia y mirar profundamente a los ojos de su madre por una última vez.

Sin embargo, eso no sucedería. "Todos los que vinieron antes que tú se han ido muy lejos. Regresar a cualquiera de las aldeas no es una opción y te lo garantizamos, por la seguridad de este lugar" había sido la respuesta de Kendall cuando el hada le preguntó cómo nunca fueron descubiertos, al mismo tiempo sus segundas intenciones se desvanecieron como si fueran hecho de arena cerca del mar. No tenía adónde ir, ningún destino que no fuera demasiado cruel para alguien deforme como él, un aborto espontáneo natural con alas más brillantes que antes, pero evidentemente incompletas. Un hada macho, en cualquier caso, no se podía ver bien en ningún lugar de la tierra de Gaia, posiblemente expuesto en un circo extraño como atracción principal. O muerto. Apedreado como tantas veces antes.

Con un suspiro audible y pesado, Louis giró su muñeca y clavó algunas semillas en la tierra oscura antes de taparla nuevamente, pasando al siguiente hoyo. A su lado, Zayn levantó la nariz como si olfateara el aire, sus fosas nasales se abrieron de par en par, sus ojos densos y demasiado oscuros durante un largo momento antes de finalmente regresar al mismo tono marrón miel de siempre.

—¿Qué pasa? — Louis no pudo evitar preguntar.

— Uh, no estoy seguro — la gárgola se encogió de hombros, aunque segundos después estaba de pie, sus manos manchadas de tierra golpeándose los costados de sus caderas. Louis hizo lo mismo, ambos mirando al noroeste como si algo pudiera aparecer entre los grandes árboles frutales de allí. — Creo... no, debe ser simplemente un error tonto.