✧ O2 ✧

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La pura verdad es que, apenas recordaron esa noche, o, más bien, la mera existencia del otro durante los dos meses siguientes.

O bueno.
Al menos Stolas, quien, rápidamente, se había olvidado el nombre del imp para cuando se despertó a la mañana siguiente con una severa jaqueca.

Por el otro lado, Blitzø recordaba absolutamente todo. Y por alguna razón, hasta incluso la risa de Stolas se había grabado en su cabeza, como si fuera algún tono de vibración para teléfono. También recordaba sus raros comentarios sarcásticos, o la inusual manera en la que el segundo par de ojos del búho le transmitía escalofríos hasta los huesos.

Pero, de todos modos, no era algo en lo que pensaba todo el tiempo. Solo estuvo en su cabeza las primeras dos semanas, y fue probablemente solo por la electricidad de esa noche y la intensidad de conocer a alguien nuevo completamente e indescriptiblemente único y peculiar, pero en un buen sentido.

Y ahora surgía el mes de la Navidad. No tenía tiempo para pensar en otras cosas más que comprar regalos y... Deudas. O bueno, hasta que, inevitablemente, como cada año, Moxxie y Millie realizaron su anual fiesta de Navidad donde jugaban al Santa Secreto. Y regularmente, solían anunciar el sorteo a través de mensaje de texto, de manera confiable.

"¿Vas a jugar este año, Blitz?"

"Como siempre, Mills"

"¡Okey!"
"Estamos haciendo el sorteo con Moxxie. Espera un segundo."

El año pasado le había tocado ser el "Santa secreto" de, inevitablemente, Fizzarolli, lo cual, era perfecto para él; pues lo conocía bastante. Pero este año, había sido... bueno, una coincidente sorpresa.

"¡Stolas!"
"¿Ya lo conoces, cierto?"

"Sí, por supuesto"

"Bueno, ¡si necesitas ayuda, podemos darte una mano!"

"Está bien. Lo tengo."


Lo poco que conocía de los intereses de Stolas eran las plantas. ¿Pero iba a simplemente regalarle una planta? No estaba del todo convencido de eso. Y días previos a la reunión, salió a comprar obsequios con una idea no muy clara de lo que iba a regalarle al pájaro. Oh, y tampoco se olvidó de pasar por el mercado, donde, sorprendentemente, surgió a partir de las amplias góndolas festivas una opción divertida de lo que podía obsequiarle al búho.

Las reglas del Santa Secreto es que no descubrieran que se trataba de ti. Pero el punto de Blitzø es que fuera un chiste interno, y Stolas supiera que se trataba de él.

El 16 de diciembre, afortunadamente se encontraba lo suficientemente disponible como para asistir y pasar un buen rato en la casa de sus amigos. Y esa vez, al entrar, cuando visualizó al búho sentado en el sofá, decidió sonreír ligeramente, ya que, ante los acontecimientos de la última vez, parecía que estaban a mano. Y la amable sonrisa que Stolas le brindó al verlo solo lo afirmaba.

—Este tiene mi nombre... ¡Ooh! Hay dos con mi nombre... Bastante interesante —expresó Stolas mientras bebía un poco de té, con una sonrisa, tomando sus obsequios.

Bueno, Blitzø no se había tomado el tiempo de envolverlos, simplemente los había colocado en una bolsa de papel con un diseño navideño. De todos modos, no es como si realmente pudiese envolver una planta...
Por el otro lado, su regalo estaba perfectamente envuelto, en lo que era una caja ligeramente grande. Ni una visible señal de papel arrugado- estaba malditamente envuelto de la forma más perfecta y satisfactoria que nunca había visto en su vida.

1 Boda y 10 CitasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora