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Bueno, Blitzø sospechaba que Stolas y él estaban en la misma página. Incluso si no lograba creerlo del todo, había ciertas situaciones que le indicaban lentamente que el búho, quizás, estaba experimentando lo mismo que él.

Asumir de manera correcta no era su punto fuerte, pero tenía un buen presentimiento de esto, y creía que, por primera vez, estaba avanzando hacia algo más que simples encuentros o una sencilla amistad.

Stolas no estaba muy seguro del todo, o bueno, no solía analizar sus sentimientos de la manera en que Blitzø lo hacía; simplemente, cuando sabía algo, lo sabía. Si sentía algo, no lo identificaba, simplemente lo sentía y él lo sabía. Ya cavilaba demasiado de por sí, no necesitaba hacerlo más en esas situaciones.

Sabía por dónde las cosas iban subiendo, detectaba fácilmente las insinuaciones de Blitzø y, quizás, por lo tierno que solía parecerle, era una de las razones por las cuales lentamente se había flexibilizado y suavizado ante él. Lamentablemente, las cosas entre ellos dos ya eran demasiado evidentes como para ignorarlas o intentar detenerlas, algo que ciertamente le aterraba, pero que hacía acelerar su corazón y lo llenaba de una desconocida adrenalina de la cual deseaba obtener más. Porque ahora, el tiempo que pasaba con Blitzø a veces no era suficiente. Él solía tener lo que se denominaba "energía social", y usualmente, en cierto punto de las citas o encuentros con la gente, Stolas solía agotarse, pero ahora... Ahora todo era diferente. Nunca se cansaba de Blitzø, y mientras más se acercaban, más lo disfrutaba.

Desafortunadamente, era demasiado dudoso y levemente inseguro en estas circunstancias como para siquiera enviarle un mensaje de texto. Así que esperó, y esperó... Hasta que dos semanas después le llegó un mensaje de Blitzø, finalmente. Pero en un momento algo complicado.

"Hola"
"¿Ocupado?"

"Hola"
Algo así."
"Mucho trabajo. Lol."

"Quiero verte"

Bueno, eso sin dudas hizo que el corazón de Stolas diera un brinco. Sus pupilas blanquecinas aparecieron y miraron la pantalla, casi congelado, y mordió su labio, intentando evitar la amplia sonrisa que se aproximaba. Dejó el mensaje en visto por unos segundos, pensando seriamente en qué responder. Pero decidió ser honesto y abrir ligeramente parte de sus sentimientos, para hacerle saber a Blitzø que no era el único que quería hacerlo.

"..."
"Yo también."
"No te escribí porque no sabía si querrías hablarme."

"Claro que quiero"
"¿Algún tiempo en la semana que estés ligeramente desocupado?"

"Viernes por la noche, en mí casa."
"En realidad tengo trabajo también ese día,"
"Pero no es tan pesado y puedo hacerlo por la tarde, y estar desocupado para la noche. Espero que eso no importe."

"No importa"

"Espero que tampoco te moleste que tengas que venir a mí casa. Apenas puedo abandonarla con la cantidad de cosas que tengo que hacer, por lo que si no termino para la tarde, al menos sé que no llegaré tarde."

"No importa."
"Cualquier cosa está bien por mi"
"Cualquier plan es divertido contigo"

"❤️"

Aunque Stolas se levantó entusiasmado ese viernes, sabía el gran día que tenía por delante. Levantarse a primera hora le sirvió, pues le dio tiempo para ocuparse de su propio jardín. Se dio un pequeño tiempo para desayunar tranquilo en su patio, algo que disfrutaba hacer en su nueva casa. A veces solía creer que, probablemente, una de las muchas razones que lo convencieron de optar por ese hogar era su bello jardín. Era amplio, perfecto para que Stolas trabajara con sus propias plantas tanto como con pedidos. Y ni hablar del bello porche donde podía sentarse a relajar o beber el té, para darse un descanso del arduo trabajo.

1 Boda y 10 CitasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora