Capítulo 3.

284 32 2
                                    

La alarma fue apagada, debajo de sus ojos habían claras señales de su mal dormir.

Bostezo mientras se levanta de esa fría cama. Era necesario preparar el desayuno para el momento en que se levantara su breve compañero de casa, dado que alguien embarazado debía ingerir a las horas apropiadas y en buenas cantidades.

Volvió a bostezar con cansancio, la noche anterior estuvo despierto hasta muy tarde arreglando y ocultando todo que pudiese malinterpretarse con Dan. Además de pensar que comunicarle si el castaño quisiese abordar temas acerca de su existencia como pareja y sobre el pequeño que cargaba con él.

Eran muchas cosas con las que debía tratar en poco tiempo. Dejando eso de lado, a su nariz llego el olor a una rica comida. Sonrió contento con el resultado.

Aunque, claro, no era un experto o profesional en la alta cocina, sin embargo, tenía aptitudes suficientes para lograr un agradable desayuno que, en efecto, sería de gran agrado para el simpático castaño. O eso esperaba.

La hora marcada en el reloj y el pequeño ruido de la puerta al abrirse le indicaba que Dan estaría pronto allí debido a que ayer no comió mucho más que pequeños bocadillos. Decidió él mismo hacer la mesa para ahorrar tiempo, acomodando los platos y demás sobre el blanco mantel.

Aunque le era extraño volver a comer con otra persona después de tanto tiempo, claramente las pocas visitas de Jaeil o Seunghyun para comer no contaban. Y le era más extraño comer en esa casa que, antes estaba solitaria, vacía y sin vida, ahora se pintaba de a poco con rayos de sol y un débil aroma a sándalo con melocotón hacía que ese hogar se sintiera de verdad un hogar.

Era tan adictivo y refrescante ese ambiente.

Su ceño se frunció, no por sus nuevos pensamientos intrusivos, sino, por como pasaban los minutos y las pisadas para llegar a donde él estaba no se escuchaban. ¿Acaso, le sucedió algo malo?

Con la idea de que se había caído o desmayado, fue a buscarlo. Era normal que algo de esa magnitud sucediese al estar Dan débil y gestando, los mareos podían darle en cualquier momento y sitio.

─ ¿Dan-ssi? -pregunto, sin obtener respuesta alguna. Sintió un cosquilleo recorrer su espalda, algo andaba mal. Con pasos apurados fue a la recámara donde se supone durmió el castaño, sintiendo un vacío al ver que no había nadie. ─ ¿Dan? Responde, por favor. -en su voz se reflejaba su temor.

¿Se había ido? ¿A dónde fue? ¿Dónde estará? ¿Y si se lo llevaron? ¿Recordó todo y pensó que era un lunático? ¿Por qué tenía tanto miedo y culpa?

Miles de preguntas se adueñaron de su mente al revisar cada parte de la casa y no encontrar nada.

Cuando considero la huida de Kim Dan era cierta, el tenue aroma a melocotón llamo su atención. Volteo con rapidez, dirigiendo sus pasos hasta su habitación. Encontrando allí la concentración de feromonas Omegas.

No hizo falta concentrar su sentido olfativo para hallarlo, sus manos abrieron las puertas del armario, encontrándolo profundamente dormido entre su ropa. Tan cuál un niño mimado, dejando todo desordenado.

Sintió su alma regresar a su cuerpo, soltando por fin el aire contenido en sus pulmones. Sus rodillas tocaron el suelo al sentarse allí, para comenzar a reírse fuertemente.

En el proceso, despertando al Omega.

─ ¿Dooshik-ssi? -lo llamo, su voz estaba ronca por la falta de agua.

El nombrado movió su cabeza a los lados, negando mientras trataba de tranquilizar su risa y su acelerado corazón.

Ya todo estaba bien. Además, ¿Lo estaba llamando con algo de familiaridad? Eso era un gran avance.

Soy más que mis cicatrices.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora