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La vida son etapas,
Las personas van y vienen,
Pero el corazón,
Cuando se engancha,
No hay distancia que se oponga
Al amor de dos personas.

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La universidad era algo que me asustaba; empezar de cero, conocer nuevas personas, comenzar una nueva etapa. Podría mentir y decir que mi primer día me emocionaba; sin embargo, no era así. Estaba en un punto intermedio, no quería llegar y ser la más amigable, tampoco tenía la intención de hacer amigos, ni mucho menos ser el centro de atención, no quería ser antipática porque eso conmigo no iba.

Así que solo dejé fluir las cosas.

Y se me fue de las manos.

—¿Lista?— antes de ir a dormir mi mamá entró al cuarto, se sentó en el borde y me miró, parecía más ilusionada que yo.

—Sí, tengo todo preparado.

—Muy bien, futura licenciada, que tenga usted una buena noche— reí y me acerqué a abrazarla.

—¿Y qué pasa si no me gusta?— no era que dudara estudiar Derecho, más bien el pensamiento de que no fuera lo que imaginaba me perturbaba un poco.

—Pues te sales y buscas otra cosa— me miró y sonrió— pero sé que te gustará, ya con leer tanto no se te hará complicado.

—Bueno, ya veremos— se fue del cuarto y tras ella cerró la puerta, acabé de acomodar mi mochila y me acosté mirando al techo, luego el celular comenzó a sonar y respondí con una gran sonrisa.

—¡Amor!— la voz de Rodrigo resonó en mis oídos— ¿Lista?

—No lo sé...— dije aún con la mirada fija en el techo— estoy nerviosa.

—Te irá de maravilla, ya verás— hubo una pausa y entonces él rió— la verdad estoy disimulando, me equivoqué— y colgó.

—¿Eh?— observé el celular frente a mí con confusión, unos segundos después timbró y contesté riendo, lo había entendido casi al instante— ¿De verdad?

—Sí, no podía ver tu expresión, quería asegurarme de que estés bien— me acomodé mejor y pude observarlo a él en la ahora videollamada— veo que estás preocupada.

—Un poco, sí— con él no podía ser tan seca, sabía que podía decirle cualquier cosa y lo entendería— solamente que no quiero hacer amigos, es muy raro pero quiero mantener mi estatus lo más bajo que pueda.

—Lamento ser yo el que lo diga, pero es imposible que pases desapercibida en cualquier lugar— lo miré fijamente un tanto confundida— quiero decir que eres demasiado linda para hacerlo, hables o no.

—¡Ya! Hablo en serio, no me siento lista para hacer amigos, me siento abrumada y mucho— asintió y movió los ojos, señal de que estaba pensando— luego de lo que pasó con Lia siento que no puedo y me niego a lastimar a alguien más.

—Entiendo, pero espera y deja que todo fluya. No creo que puedas cumplir lo que quieres, aún así no te cierres a cualquier posibilidad, ya sabes que hay sorpresas— señaló a la cámara y movió su dedo señalándonos— unas muy gratas, diría yo.

Sonreí y asentí, eso haría.

—¿Haz estado bien? ¿Ya no ha pasado nada de... eso?

—Sólo me he sentido ansioso, muy poco, pero otro ataque ya no— asentí un tanto preocupada, desde que se había ido ese aspecto se deterioró y era cada vez más recurrente— tranquila, ya comencé con las terapias.

—Bueno, confío en que me digas cualquier cosa que pase.

—Ya sabes que sí... ¿Te cortaste el cabello?— indagó y hacía como que acercaba la cabeza a la cámara, reí.

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