Salmo 119;60

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La escuela para Sunghoon era su lugar de escape. En cuanto su madre lo dejaba en la puerta de la escuela no tenía que fingir al cien por ciento ser el chico perfecto como siempre; al menos para sus amigos Jake y Jay podía ser solo Sunghoon, no el hijo del pastor.

Ahora solo había un ligero problema, no estaba solo, tenía a Ni-ki a su lado, y para su mala suerte todo el fin de semana Jake le enviaba mensajes preguntando sobre si el demonio seguía en su casa, como estaba, si por alguna razón ya estaba siendo poseído o cosas así, Sunghoon no contestó ninguna de sus interrogantes, mucho menos por la depresión que había tenido desde la pequeña discusión con Riki. Hablando de eso, para Riki toda la mañana desde que su Brujo se levantó hasta ahora que estaban caminando al salón del adulto joven fue tortuoso. Trataba de hacer como si nada, molestando a Hoon llamándolo Papi o Mi señor, pero nada funcionaba. Park parecía ser un robot programado para contestar con monosílabas o solo asentir dándoles la razón, llego al extremo de preguntar si estaba dispuesto a ir al infierno para conocer a el papa Juan Pablo recibiendo un "claro" de parte de Park, esto ya lo estaba asustando.

--¿Podrías al menos mirarme?—El príncipe se interpuso en el camino del humano, haciéndolo suspirar—Llevas ignorándome desde ayer

--¿Y?—Tan simple como era, trataba de disimular hablar por teléfono por su auricular. No tenía que verse tan loco.

--¡Soy un príncipe, tienes que escucharme!—

--Si te disculparas sería más sencillo—Rodeando al inmortal siguió su camino, dejando a un pensante Riki detrás. ¿Disculparse? O claro que no, él era hijo de Satanás mismo quien tendría que disculparse en todo caso sería Sunghoon por ni siquiera darle los buenos días e ignóralo todo el tiempo.

--Estas bromeando, soy Ni-ki el príncipe del Gehena, tengo todas las legiones del inframundo a mi disposición y tu solo eres un closetero de mierda—Sunghoon se paró en su lugar mirando hacia atrás con un rostro serio, Riki la había cagado. Si las miradas mataran y los demonios fueran mortales ya no estuviera vivo, su pecho sintió una punzada por el rechazo y desprecio del pelinegro, seguro el mundo humano le estaba afectando.

--¡Honnie!—Una tercera voz (aparte de todo el concurrido pasillo) los hizo despertar, siendo proveniente de un australiano corriendo hacia ellos, seguido de un chico muy guapo a los ojos de cualquiera, mas ante los de Riki-- ¡Dios te extrañé! ¿Y el demonio?

--¿No lo ves?—

--Lo siento, papi—Con un chasquido de sus dedos retumbando en los oídos de Jake al fin pudo presenciar al rubio demonio—El único que siempre puede verme eres tú, los demás tienen que pedir permiso—

--¡Belcebú!—Ante el grito del australiano se ganaron miles de miradas, Sunghoon ya no sabia ni dónde meter la cabeza, lo primero que se le ocurrió fue tomar a Jake del brazo disculpándose con Jay cubriendo la boca de su mejor amigo.

--¿Cómo mierda se te ocurre?—

--Uy Papi se ve caliente maldiciendo— La mirada coqueta de Riki se posó nuevamente sobre el, mordiendo su labio con coquetería

--¿Verdad que sí?

--¡Silencio los dos!—Park estaba frustrado, no sabia si era por la situación, por lo bien que parecía que su amigo se llevaba con el demonio o una combinación de ambas—Necesito que arregles esto Jake, yo no puedo seguir con una pulga atada a la muñeca—

-¿!Pulga?!—

--Tranquilo Nini—Hasta apodo le ponía al demonio, era indignante—Según investigué la única forma de que Nini se vaya casa es hasta dentro de tres meses cuando la Luna roja se pose en lo más alto, así que tenemos hasta ese entonces para prepararte—

--¿Prepararme?—

--Me agradas sonrisitas—Ni-ki también tenía derecho de ponerle apodos a su nuevo amigo, para el todos los humanos deberían ser así. Grandes y estúpidos.

--Tienes que bajar al infierno para liberar el alma de Heeseung y hacer que reencarne—

--¡Estas completamente loco!— La paciencia del pelinegro estaba en su límite—Ni muerto bajaría hasta allá—

--De hecho, bombón para allá vas, ¿Te recuerdo tus pecados?—El rostro de Sunghoon se tensó, Jake nunca había visto a su mejor amigo tan preocupado—Eres Ho-

--¡Homosapiens! ¡Todos lo somos!—

--¿Ok?—Jake se cruzó de brazos, mirando al demonio--¿Qué está pasando?—

--Nada ¿Verdad Ni-ki?—La risa forzada de Sunghoon le sacó unas carcajadas, cubriendo su boca divertido.

--¿Ni-ki? Un "Bebé" de tu parte no estaría mal—

--Riki-- Los puños de Park junto con su mirada retadora era lo mas divertido para Riki, después de todo tenia que demostrar quien tenia realmente el mando en esta extraña relación de Brujo/Demonio.

--¿Si papi?—Rendido, Hoon forzó la mejor sonrisa que pudo, acercándose a Riki para abrazarlo por los hombros mirando como si no pasara nada a su amigo.

—Jake, ¿Podrías dejarnos a mi bebé y a mí a solas?-- ¿!Su bebé?!—Tenemos cosas que hablar, necesito saber como traer a Heeseung de vuelta— Sin mucha confianza Jake los dejó a ambos en el vacío salón, tomando rumbo a su salón pensando en cualquier secreto que Sunghoon podía tener. De entre todas las personas nunca pensó que precisamente Sunghoon cometiera algún pecado. Bueno era obvio, todos los cometían. Pero a tal grado de merecer el infierno.

Mientras tanto Jay se encontraba en el baño de la institución confirmando lo bien que se miraba, por ahora todo correcto. Cuando levanto la vista le pareció mirar a un chico detrás de él, justo como en las películas de terror; con duda dio unos cuantos pasos detrás, hasta tropezar cayendo sobre sus manos. Miles de pequeños vidrios ya hacían incrustados en la palma de su mano dejando un rastro de sangre sobre una nota que al parecer estaba pegada a su mochila. Algo paniqueado trató de salir corriendo, mirando como las luces parpadeaban, era una broma de muy mal gusto, mas para una persona tan miedosa como lo era él. Se oculto en el ultimo cubículo cerrando sus ojos hasta que no escuchó más.

Armándose de valor, camino hasta salir del pequeño espacio mirando su reflejo por el espejo calmándose, respirando hondo.

--Tengo que dejar de ver videos de terror--

Meow

¿Había escuchado bien? ¿Un maullido? Asomándose por debajo de los lavamanos pudo divisar un gatito blanco, el gatito mas puro y precioso que había visto en su vida. Se arrodilló enfrente del minino, con algo de ternura extendió su dedo.

--Hola pequeño, ¿Quién te dejó aquí?—

--Vuelves a llamarme pequeño y te arranco un ojo—

--¡QUE MIERDA?—

Así ese gato había hablado

𝙼𝙾𝙽𝚃𝙴𝚁𝙾(𝚂𝚞𝚗𝚐Ki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora