𝙴𝚏𝚎𝚜𝚒𝚘𝚜 𝟼:𝟷𝟷

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Sunghoon daba vueltas por todo el salón caminando de un lado a otro, mientras un divertido demonio solo permanecía meciendo sus piernas de adelante hacia atrás siguiéndole con la mirada; podía compararse a un gatito mirando su juguete favorito, y vaya que lo era.

Me estás diciendo que no me libraré de ti hasta dentro de tres meses—

Correcto— De un ligero salto Ni-ki sacudió su ropa quitando un polvo inexistente— Las reglas son las reglas, bombón—

—¿Y por qué no estás atado a Jake? Él te conjuró—

—Fue tu sangre la que ofrecieron, por lo tanto tú eres quien vendió su alma y tiene que encargarse de mí cumpliendo todos mis caprichos— Sunghoon tenía ganas de llorar, más no le daría esa satisfacción al demonio. Tomó asiento sobre el escritorio del maestro suspirando cansado, su cabeza dolía y para sorpresa de nadie la ansiedad comenzaba a consumirlo—¿Soy tan molesto? —

Por primera vez en semanas pudo ver otra expresión en el rostro de Nishimura que no fuera de burla o sorna. Los pomposos labios del demonio formaron una línea de tanto apretarlos, mirando el piso con los brazos apretando la madera del escritorio, dejando de agitar sus piernas. Quizás sea instinto, tal vez la empatía humana era algo que no pudo evitar. Subiendo su mano a los rubios cabellos del espectro agitó los mismos en una suave caricia mirándole con una sonrisa que hizo brillar los ojos de Riki.

Solo enfócate en no ser tan insistente, guarda secretos y pórtate bien,¿Si?— Los rasgados ojos del príncipe se abrieron junto con su boca formando una sonrisa, asintiendo más de una vez lanzándose a los brazos del humano; por parte de Sunghoon no sabía qué hacer. ¿Porque hacía eso?

¿Me quieres, papi?

No te pases, Ni-ki— Aunque Sunghoon no lo abrazara de vuelta y su rostro mirara a otro lado Ni-ki se sentía muy feliz, sus colmillos resaltaban sobre su sonrisa.

El dulce momento duró unos pocos segundos cuando la puerta del salón fue abierta entre gruñidos, bufidos y gritos. Su amigo Jay era brutalmente arañado por un adorable gatito esponjoso que fue a esconderse detrás de Ni-ki, bufando por última vez en dirección al americano cubierto de heridas pequeñas por todos sus brazos.

Tengo miedo de preguntar— Habló Sunghoon sin parpadear observando al diabólico gato.

—¡Ese gato es una bestia!—

—¡El bestia eres tú, humano insignificante!— Park Sunghoon cayó de sentón al suelo, él mismo había visto al gato abrir su boca y articular cada palabra.

Jungwon,¿Qué haces aquí?— Sobando la zona afectada se puso de pie mirando sorprendido al demonio; claro ese tipo de cosas solo podían ser obra de Nishimura Problemas Ni-ki.

—¿Qué es esto, Ni-ki? Quiero una explicación ahora— Un zarpaso por parte del gatito casi daba en la mejilla del pelinegro, de no ser por sus buenos reflejos.

—¿Cómo osas tratar al príncipe del infierno de esa manera tan-tan-tan...—

Tranquilo Jungwon— El gatito se posó en los muslos del demonio con un semblante molesto solo mirando a Park, más su colita y como ronroneaba por las caricias de Nishimura no ayudaba con su forma amenazante— Él es Jungwon, es mi Shikigami—Lo mencionó siendo lo más normal del mundo— Un brujo que fue sacrificado el día de mi nacimiento y por eso está atado a mi alma por toda la eternidad, es como mi sirviente— El gatito solo mordía su mano sin causar ningún efecto, dando pataditas con sus piernas traseras.

—¿Sunghoon con quien hablas?—En todo este rato se había olvidado de Jay, el cual solo veía una bola de pelos jugando con su cola y su amigo hablando solo.

—¿Ya terminaron?— Jake por su parte había vuelto a entrar a la habitación, mirando a sus dos amigos mirándose sin decir algo, ya sospechaba que Jay los había descubierto.

Sunghoon rendido por no entrar a sus primeras clases le contó a Jay todo lo que había pasado desde el comienzo, pidiéndole a Ni-ki que se mostrara ante él quien para su sorpresa ni se inmutó. Los escuchó con atención, cada palabra que salía de Sunghoon o de Ni-ki fue respondía con un asentimiento de cabeza o un "ya veo".

Al terminar la charla un serio Jay los miraba a ambos sin alguna expresión, solo sosteniendo sus brazos sobre su pecho sin decir algo más. Tomó sus cosas, maldijo al gato una última vez y solo salió de la institución sin más.

Esto es mi culpa— Jake se desplomó en el suelo sosteniendo sus cabellos, recargándose en la pared— No debí hacer todo esto, no debí involucrarte.—Sunghoon se acercaba a Jake a pase lento, no esperaba esa reacción de ninguno de los dos. Sabia la preocupación que existía en la cabeza sobrepensante de su mejor amigo, arrodillándose frente a él trataba de consolarlo con palabras dulces seguro de que volvería a estar con ellos, recordándole que Jay era una buena persona y solo necesitaba tiempo para procesarlo.

Ni-ki miró a ambos con...¿Sorpresa? ¿Porque Sunghoon se preocupaba tanto por él? Ni que fuera Armagedon. Haciendo una mueca y dudando si hacerlo o no, dejó al gatito de lado caminando en dirección a Jake pateando su rodilla para llamar su atención.

Oye, sonrisitas— Sunghoon le miraba mal por la patada anterior, mientras Jake solo le prestaba atención— Todos necesitamos tiempo. Tú eres el único que me querías aquí así que no esperes que todos reaccionen igual que tú ante mi fabulosa presencia.— Una tos falsa salió de Sunghoon rompiendo el silencio incómodo que se formó después de eso— ¡Así que no te rindas! Seguro tu amigo lo entiende, además que tenemos el tiempo contado para traer a tu sugar daddy de vuelta al mundo humano, ¿no?—

Jake se limpió las lágrimas que apenas amenazaban con salir sonriendo para Sunghoon y Ni-ki dándole la razón levantándose de la mano con su mejor amigo rascándose el brazo izquierdo.

Tienes razón, lo siento—

—¿Porque te disculpas? Deja de pensar tonterías y vayan a una clase, me desespera que el futuro de la humanidad esté en jóvenes que se la pasan de flojos— Cruzado de brazos y con un semblante arrogante mandó a ambos jóvenes a sus respectivos salones quedándose con el gatito en brazos.

Antes de salir y viendo que Jake se había adelantado Sunghoon volvió a acariciar los rubios cabellos del demonio meciéndolos de un lado a otro, llamando su atención.

Gracias por eso—

Esa fue la primera vez desde que había llegado en la que recibía un "gracias" de parte de Sunghoon, sin insultos y sin sarcasmo de por medio. Tomó al mínino en sus brazos estrujandolo a más no poder, dejando sin aire al felino por unos segundos.

—¡Me quiere, Jungwon!¡Me quiere!—

—¿Y a ti desde cuando te interesa lo que opina un humano de ti?— Ni-ki miró la silueta de Sunghoon alejándose por el pasillo escolar, sin dejar de sonreír.

Soy un príncipe, es obvio que todos tienen que quererme—

—Si tú lo dices...—

𝙼𝙾𝙽𝚃𝙴𝚁𝙾(𝚂𝚞𝚗𝚐Ki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora