𝙹𝚘𝚋 𝟷:𝟷𝟾

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Sunghoon nunca pensó ver a un demonio asustado, pero no es como se lo imaginó. El demonio no temblaba como los seres humanos, estaba estático, casi inerte; lo único que lo hacía diferente es que estaba jodidamente callado y eso le molestaba. Lo conocía aún muy poco, pero lo demasiado para reconocer que era de personalidad extrovertida y que ver a Ni-ki callado era mala señal.

--Oye, ¿Estás bien?—

--¿Con quién hablas, Sunghoon?—La voz de su padre lo asustó , tenía que recordar que solo él podía ver a Ni-ki sentado a su lado en el auto. Carraspeó tratando de disimular su extraña actitud, mirando hacia enfrente—

-- A ustedes, ¿Qué tal les va?—Obtuvo una respuesta simple de su padre mientras que su madre le respondía con una historia de porque el café negro era mejor para su salud. Sintió un pinchazo en su cabeza soltando un quejido, escuchando después la voz del demonio –

-- Ellos no me agradan

-- ¿!Qué mierda?!—

--¡Park Sunghoon!—Su padre frenó el auto de golpe, resaltando la luz roja en el semáforo-- ¿Qué es ese lenguaje? Recuerda que las malas palabras son de Satanás, no de hijos de Dios—

--Claro padre—Miró de reojo al demonio quien, hacia un gesto de desagrado, haciéndolo reír un poco.

--Eso es ridículo, en el infierno usamos malas palabras porque los humanos las usan, nosotros las aprendimos de ustedes— El rubio se cruzó de brazos, molesto por ese comentario—Ustedes las inventaron--

--¿Estás hablando en mi mente?— pensó Sunghoon, lo más obvio era que si escuchaba la voz de Ni-ki en su cabeza este debía escucharle igual

--¿Se llama telepatía, bombón?—Le restó importancia al asunto, mirando por la ventana todo lo que era el mundo humano--¿Qué tus padres son así de ignorantes?

--Papá es el líder de la congregación a la que vamos, y mamá es la encargada del diezmo y las contribuciones— La risa estruendosa del demonio lo hizo voltear de golpe, en vez de ser una risa tenebrosa como siempre pensó era contagiosa, la sonrisa del rubio mostraba sus marcados caninos, incluso más marcados que los de un vampiro; no daba miedo, era divertida.

--Eso sí que suena como el infierno—Ambos se quedaron callados al mirar el enorme edificio; para el hijo de Satanás era bastante familiar, parecía el palacio en el que vivía. Por unos segundos empezó a cuestionarse lo que tantas veces le había dicho su padre cuando preguntaba sobre el mundo humano.

Recuerda príncipe, los humanos son los verdaderos demonios

Mientras seguía a Sunghoon entrando a ese gran castillo se sentía observado por las miles de estatuas y pinturas de santos y mártires a su alrededor.

--Oye, ¿Por qué pintan a Jesús así?

--¿Conoces a Jesús?—Park le miró sin mover sus labios, aun así, sus expresiones eran bastante fáciles de adivinar.

--Dah, es el hijo de mi abuelo, tarado—Ambos tomaban asiento en una de las butacas principales al lado del atril donde el señor Park preparaba su sermón. Ni-ki sí que estaba impresionado, dejando de lado las estúpidas miradas de las estatuas todo brillaba, había gemas de todos colores, metales preciosos incluso en copas y cajitas. Los ojos de Ni-ki brillaron por un segundo, ignorando las frases seguramente tontas del humano.

--¿Me estas escuchando?—

--¿Por qué todo esto está lleno de oro?—Sunghoon lo observo dudoso, podía ver que no le había prestado atención en absoluto-- ¿Por qué la cajita llena de galletas tiene hasta diamantes? Solo es una caja—

--Estas hablando de la carne de cristo—

--Pues si le entras a lo caníbal—Park se alteró pensando bien que responder, abriendo su boca como si estuviera a punto de gritar—Es estúpido papi, Jesús está en el cielo seguramente bendiciendo cosechas o que se yo, cosas de hijo de Dios—

--No me llames así-- Y con esas palabras el mayor acababa de condenarse él solo, la sonrisa macabra del rubio podía notarse cosa que lo obligó a desviar la mirada

-- ¿Por qué, es tu fetiche?—Ni-ki se acercó más de lo permitido, invadiendo por completo el espacio personal de Park, este se hizo hacia atrás apegándose al respaldo de la butaca, hasta sentir un codazo por parte de su progenitora.

--¿Qué te pasa, Sunghoon? Parece que acabas de ver un demonio—El demonio se tiró hasta al suelo sosteniendo su panza de lo chistoso que era todo esto, Park se disculpo con su progenitora susurrando para no interrumpir el discurso de su padre que ya había comenzado, toda la congregación estaba atenta, a excepción de unos cuantos niños que dibujaban en sus libretas cosas como el paraíso o el cielo. Era impresionante como un ser del inframundo estaba allí, en medio de un lugar sagrado para todos simplemente burlándose de Dios, blasfemando y nadie hacia nada.

Los ojos de Park Sunghoon viajaron a todos los lados posibles, viendo el gran ventanal de cristal que mostraba el sacrificio de Jesús, con este manchado de sangre, todos a su alrededor llorando, mientras un ángel lo esperaba con los brazos abiertos, a su lado una pintura de como el arcángel Miguel pisoteaba la cabeza del maligno, del malhechor, del enemigo. Se enfocó en Lucifer, el enemigo de Dios. Un ser de cuernos con su piel roja, sus ojos negros y profundos, siendo derrotado por el siervo de Dios más leal después de Cristo.

Después su vista fue hacia abajo, al joven que ahora estaba en medio de la alfombra roja que recibía a cada visitante, abarcaba desde la entrada hasta el gran atril donde su padre hablaba de los pecados capitales, recalcando el pecado de la soberbia, pecado que llevó a Satanás a traicionar al creador. Ni-ki era un demonio, sus cuernos y cola inestable lo delataban. Pero para el humano no era aterrador, la mirada de Riki estaba curiosa prestando atención a las palabras del líder de la congregación. A veces hacia muecas que hacían reír a Park, algunas cosas le parecían absurdas al demonio y eso lo mostraba con su rostro.

¿Este ser era un demonio? ¿Un traidor? ¿Un desertor de los cielos?

La mente de Hoon daba mil vueltas hasta dolerle la misma, siempre mirando al de cabellos dorados. Sin darse cuenta el sermón terminó dos horas se le fueron volando, y aunque todos los creyentes estaban a punto de irse, ante la vista de todos el hijo del sacerdote, Park Sunghoon estaba mirando un punto fijo en la alfombra, a veces riendo, otras solo mirándolo hipnotizado, y los rumores en la congregación comenzaron a correr.

𝙼𝙾𝙽𝚃𝙴𝚁𝙾(𝚂𝚞𝚗𝚐Ki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora