Y desde entonces han pasado 7 días.
Mi brazo ha sanado casi por completo, y aunque lo sienta algo torpe y adormecido, aún puedo usarlo, y eso es suficiente.
– Hermana, ¿sigues entrenando?.
Quién me llama es Dieb, el cual ha estado viéndome durante la última hora, pero no encontraba el momento oportuno de hablarme.
– Si, de ahora en adelante solo me queda un largo recorrido hasta destruir a la Familia, debo estar preparada.
Desde que mi brazo izquierdo mejoró, le pedí a Neir un lugar donde entrenar, el cual terminó siendo el mismo cuarto donde él entrena. Aquí hay desde maniquís automatizados, hasta avanzadas galerías del tiro.
«Me recuerda mucho al área de entrenamiento que hay en la mansion de La Familia».
La mayor diferencia es que allá corrías el riesgo de morir si no lograbas esquivar los ataques.
– ¡Hermana!.
Sin verlo, detengo el cuchillo que se dirigía a mi cabeza, y lo vuelvo a lanzar al mismo lugar de donde proviene.
– Eso es muy infantil, Neir.
Le hablo con frialdad a la persona que intentó asesinarme hace nada, y lo veo atrapando con facilidad el cuchillo.
– Sabía que no te mataría Mikela, no por nada eres la mejor.
El se encoje de hombros, y deja caer el cuchillo.
– ¿Él siempre hace eso?.
– Solo unas 3 veces al día, es como si intentara matarme con sigilo, aunque eso sería imposible.
En cierto modo, no parece hacerlo con el objetivo obsesionado de matarme, incluso me atrevería a decir que lo hace como si de un juego se tratara. Por mí parte, luego de dejar tranquilo al maniquí, me dirijo a donde Dieb y le acaricio la cabeza, y seguido de eso le doy un fuerte abrazo.
– Feliz cumpleaños, ya eres todo un adulto.
Es sorprendete como ha crecido de ser un miedoso, a ser un miedoso más grande.
«Amo a este miedoso».
El cual, por cierto, parece estar sorprendido, pero aun así me regresa el abrazo.
– Hueles a sudor, hermana.
Al escuchar eso, un extraño escalofrío recorre todo mi cuerpo, y me alejo de él al instante, pero incluso con su cara de sorpresa, parece estar sonrojado en su totalidad.
– L-Lo siento.
Ignoro el extraño calor en mi cuerpo, y me disculpo con una sonrisa incomoda.
– No pasa nada, en serio que no...
– ¡Dejen de hacer esas cosas al frente mio par de idiotas enamorados!.
Escucho el grito de Neir, y por alguna razón dejo salir una sonrisa.
– ¿Nos vamos?, quisiera darme un baño.
– S-Si.
Y salimos del cuarto de entrenamiento.
°°°
Siendo sincera, esta casa es muy extraña, así como también enorme. Incluso el lugar donde se ubica es anormal, después de todo, lo que nos aleja de la cima del Everest son unos metros. Neir suele presumir diciendo que está casa la ideó el mismo, y gracias a la tecnología avanzada que él mismo diseño, fue posible lograrlo.
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Mikella
Боевик- Aún siendo un monstruo, ¿eres capaz de sentir amor?. No debería, algo como yo no debería ser capaz de responder esa pregunta. «Después de todo, una asesina como yo no merece ser llamada "Persona"». Pero mi corazón me obliga a decir que "si". «Yo...