4 - Orgullo.

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– ¡I-Imposible, ellos murieron poco después de darme en adopción!.

– Eso fue lo que dijo Padre ¿no?. Aquel hombre siempre fue un mentiroso, y tu una simple crédula.

– ¡Pero yo nunca encontré nada por mi cuenta!.

– Cuando una persona tiene los recursos, esconderse del mundo es fácil.

– ¿Q-Qué?.

Aturdida, me acerco a Neir.

– Si quieres entenderlo, déjame terminar de hablar.

El se muestra serio e imperturbable, siendo sorprendete el como contrarresta con su anterior actitud.

– Bien, ¿puedo continuar?.

Me alejo, y confirmo con mi cabeza.

– Como decía, soy Neir Blade, y soy el único superviviente de la casa Blade, una familia conformada por espías. Nosotros solíamos trabajar por dinero o intereses personales, pero, hace 10 años, cuando comenzó el movimiento "CE" en todo el mundo, los Blade no fueron la excepción.

Hace 10 años ocurrió la gran Contención de Espías, movimiento del cual formé parte, siendo nuestra tarea eliminar a cualquier sospechoso de espía alrededor del mundo, y, al ser uno de nuestros mayores problemas, padre estaba encantado de no tener que lidiar con ellos solo, así que, conmigo al mando, padre envío un grupo de 24 hermanos a acabar con la mayor cantidad de espías posibles, siendo esa la última misión que necesité para ganar a Dieb como mi sirviente personal.

– Acabaron con mi padre, madre, hermanos, tíos, tías, en realidad, no tuvieron compasión con ninguno.

Entonces, Neir me dedica una mirada llena de dolor.

– Dime, Mikela, ¿recuerdas a aquel niño que dejaste huir luego de asesinar a sus padres?.

– Eso es ridículo, la Ley número uno de la Familia es no dejar a ningún testigo vivo, ¿verdad hermana?.

– No, Dieb, él tiene razón. Hace 10 años, dejé ir al hijo de uno de los jefes espías

Mi memoria no es perfecta, pero ese día se quedó grabado en mi mente. Fue el momento exacto en donde yo, Mikela, asesine sin piedad a un hombre y una mujer frente a los ojos de su hijo. Recuerdo que ese día recibí información diciendo que los principales grupos espías harían una reunión debido al notable aumento de bajas en sus fuerzas, y al escuchar eso, la yo desesperada por salvar a Dieb fue directo hacia allá, ya que, si hacía algo grande, Padre me daría algo grande. Así que, sin un plan, pero todos juntos asesinamos a todos los miembros de la mansión.

Todos, menos a un niño, alguien débil y temeroso, que de ninguna forma debería estar ahí.

«Él me recordó a Dieb».

E incumpliendo la Ley de asesinar a todo testigo, lo dejé ir. Ese niño está aquí frente a mi.

– Esos Mikela, eran mis padres, así como también los tuyos.

«Mis padres...».

– Aún no lo entiendo, ¿por qué me abandonaron a mí suerte nada más nacer?.

– Una estúpida ley familiar que proviene de antaño. Por extraño que parezca, a nosotros, los Blade, siempre se nos ha prohibido tener hijas, y, en caso de tenerlas, hay que asesinarlas. Padre no aguantó la idea de asesinar a su hija, y lo mejor que se le ocurrió fue donarla a un orfanato con el fin de que consiguiera una buena vida. Sin embargo, fuiste adoptada por la Familia.

– P-Pero...

– Ellos sabían quién eras tú, incluso intentaron salvarte de sus garras, pero fue inútil.

MikellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora