17| Confundido es una palabra, y Luka el significado

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En clase de álgebra todo está tranquilo por el momento

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En clase de álgebra todo está tranquilo por el momento. Mientras no haya ninguna otra chica que me pregunte sobre Emma y yo, está todo bien.

Salvo por Liam y Alex quienes no paran de hacer bromas sobre eso. Estuve tratando de hablar toda la mañana con Emma, pero es como si ella me estuviera evitando, y en serio no entiendo por qué.

Anoche la fiesta siguió como si nada, algunas molestias por parte de Theo, baile, tragos y demás. Pero traté de no hacer demasiado obvio que, y odio admitirlo pero, ese beso... Nunca lo había hecho, pero con ella se sintió... Especial.

—Entonces... ¿En serio no vas a tratar de hablar con ella? —pregunta Mac.

—Mr. Orgullo le dicen —bromea Liam, y me da pequeños golpecitos en el hombro a modo de consuelo—. Yo creo que deberías pedirle que hablen; pero dilo serio, sin ba-ba-balbucear.

Mientras ellos ríen, suelto un suspiro y me paso las manos por el rostro, frustrado. 

¿Cómo es posible que me ponga nervioso frente a ella?

¿Yo? ¿Frente a ella? Estoy seguro de que el alcohol de anoche me hizo mal.

Desde ayer simplemente no puedo decirle nada sin titubear, me siento idiota. Mi seguridad se toma vacaciones cada que me acerco a ella y la veo mirarme para luego alejarse, ignorándome por completo.

Y lo peor de todo es que no entiendo una mierda la razón por la que hace eso. Literal le di mi primer beso a ella, es como si tomara mi ego y le diera una apuñalada tras otra. Imaginarme el hecho de que sepan que ella es la primera, y que para colmo me deja como si nada, me arruinaría por completo.

Si mi yo de hace unos meses me viera en estos momentos estoy seguro de que me usaría como saco de boxeo, por tarado.

—Vamos, Luka, solo háblale —insiste Alex—. No es tan difícil.

—¿Por qué debo ser yo? ¿Por qué no ella? —refunfuño, tratando de esquivar la responsabilidad.

—Tal vez está confundida o asustada —sugiere Mac, y su voz denota que esto es algo obvio—. ¿Has considerado eso?

—No sé, y estoy bien. Ni que fuera tan importante —respondo, aunque mis propias palabras suenan vacías incluso para mí.

Entonces continuamos la clase con naturalidad, sin volver a hablar del tema. Pero las palabras de mis amigos resuenan en mi cabeza, entonces oigo el timbre para el almuerzo. Los cuatro nos dirigimos hacia aquella sala llena de bullicio, varias personas me miran y puedo notar los murmullos.

Siempre amo la atención, y más si son rumores sobre mí, hacen mi vida más interesante pero, esta vez no me gustan en lo más mínimo.

Mientras hacemos fila para recibir el almuerzo, siento un empujón en mi espalda. Con el ceño fruncido y algo molesto volteo a ver, y al hacerlo me doy de frente con sus ojos verdes. Trago saliva sin poder decir una palabra cuando ambos nos miramos, entonces es ella quien rompe el silencio.

Qué Asco El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora