(Me siento demasiado vaga para el titulo del capitulo, aqui esta el final)

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CAPITULO 12

Harry se levantó temprano a la mañana siguiente, vestido y paseando, porque Madame Pomfrey insistió en que se quedara hasta esa noche y se estaba volviendo loco. No ayudó que Black hubiera sido llevado a San Mungo para comenzar a reparar el daño causado a su cuerpo y mente por doce años en uno de los peores agujeros infernales que los magos jamás habían podido crear, y Harry no sabía cuánto tiempo así sería hasta que escuchara el veredicto.

—Harry, —dijo Theo, tomando otro puñado de frijoles de todos los sabores de Bertie Bott que Hermione le había enviado el día anterior—. Siéntate. Me estás volviendo loco.

—Me estoy volviendo loco, —dijo Harry.

Neville le arrojó un frijol a la cabeza.

Harry lo atrapó y lo arrojó hacia atrás.

—No tirar comida, —la regañó Madame Pomfrey mientras pasaba.

Harry bajó la cabeza avergonzado. —Lo siento, señora Pomfrey.

—Está bien, querido, —dijo, suavizándose, y regresó a su oficina.

—Bien, —dijo Theo, sonriendo.

—Bueno, gracias, —dijo Harry, inclinándose.

Alguien llamó a la puerta.

Madame Pomfrey se acercó a contestar. —¿Sí?

—Estamos aquí para visitar a Neville, Harry y Theo, —dijo una voz familiar.

—Por supuesto. —Madame Pomfrey se hizo a un lado y mantuvo la puerta abierta—. Pero debes estar callado. Necesitan descansar.

—Sí, señora, —dijo Blaise, abriendo el camino hacia la habitación. Él sonrió cuando los vio—. Oh, bien, están despiertos.

—Si no, lea iba a echar agua, —dijo Daphne.

Madame Pomfrey la miró furiosa.

—Estaba bromeando, —le aseguró Justin a la enfermera.

Madame Pomfrey resopló. —Muy bien. Estaré en mi oficina.

Blaise, Daphne, Pansy, Hermione y Justin se agruparon alrededor de sus tres camas. —¿Cómo te sientens? —dijo Hermione.

—Bien, —dijo Harry—. Quiero salir de aquí.

Neville desenvolvió con cuidado una tarjeta de Chocolate Frog. —Dumbledore, —se quejó, mirando la tarjeta—. Cifras.

Harry miró a Hermione. —¿Los pusiste al tanto de lo que pasó?

—Sí, —dijo ella.

—No puedo creer que Sirius Black sea inocente, —dijo Blaise, colocándose sobre la cama de Theo.

—Lupin renunció, —dijo Pansy dulcemente, sirviéndose algunos de los dulces de Neville.

Harry se sentó en su cama. —Bien.

—Porque la mayoría de los padres inundaron a Dumbledore con cartas quejándose de que un hombre lobo enseñaba a sus hijos, —añadió Daphne.

—¿Qué? —Theo se enderezó—. ¿Quién les dijo?

—Uno de los Hufflepuff escuchó a Dumbledore hablando con Lupin y tu padre ayer por la mañana cuando lo trajeron, —dijo Pansy—. A la hora de la cena ya estaba en toda la escuela. Esta mañana llegaron cartas durante el desayuno. Anunciarán su dimisión durante la cena.

Harry levantó una ceja. —¿Cómo lo sabes entonces?

Ella sonrió inocentemente. —Gente como yo.

—Merlín sabe por qué, —dijo Theo.

Harry Potter y La Verdad del TraidorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora