Que egoísta soy, Tobirama tenías razón... los del clan Uchiha somos lo peor. Soy una imbécil por creer que podría confesarte mis sentimientos en otro momento, otro día. El día perfecto donde hubiese tranquilidad y hiciera sol. Pero la vida es muy corta, demasiado corta y cruel... Nunca habrá otro día para decirte que yo también te amo. Que no me importa que sea del clan Senju. Que mi corazón late sin freno cuando me miras. Que los mejores días son cuando los pasas a mi lado. Me da rabia no poder decírtelo en persona y ver tu reacción. Ver cada fracción de tu bella cara que esta grabada a fuego en mi mente. No supe aprovecharte, quererte cuando aún te tenía en frente. Y por ingenua ahora nunca lo prode hacer más. No habrán lágrimas suficientes para desahogar mi pena, tampoco tengo el tiempo suficiente de llorarlas. Saber que lo último que vas a ver de mi es mi cadáver en el campo de batalla me destroza. Por favor Tobirama te dejo mi último aliento en esta carta, no llores por mi y olvídame. No quiero que sufras por mi muerte, quiero que conozcas a una mujer que si sepa quererte en el momento y que te ame tanto como yo no pude hacerlo. Disfruta cada momento de tu vida y olvida tus penas, olvídame a mi.
Tobirama esta leyendo la carta delante de tu cuerpo, estabas muerta, habías sacrificado tu vida para salvar a Hashirama. La carta comenzó a humedecerse por sus lagrimas, se tapa la boca para evitar hacer ruido, no podía creérselo. Se agarra el pecho intentando apaciguar el dolor que sentía pero era imposible, el amor de su vida estaba muerto enfrente de él. Había arriesgado su vida para salvar a su hermano. El dolor se intensifica más obligándolo a arrodillarse. Había llegado tarde para salvarte, no importa que tan rápido sea. Nunca llega a tiempo. Se siente inútil. Si tan solo hubiera llegado antes te hubiera salvado y estarías a su lado, tendrías más tiempo para decirle cuanto lo amas, pero esto solo es un sueño. Ahora solo puede ver tu rostro pálido, ya nunca le sonreirías, ya nunca lo acompañarías en sus misiones, tampoco estarías con el para taparlo en su despacho cuando se durmiese con tanto trabajo, ni si quiera estarías allí para traerle comida y dar un paseo juntos por la aldea. Eso ya solo serían recuerdos.