Era un día preciosos se respiraba la tranquilidad y el sol hacía florecer las plantas.
-Aún recuerdo la primera vez que os conocí- Dice Tobirama.- Hiruzen tu eras un niño cabezón sin talento. Firias eras cerrada y odiabas mirarme y por último Homura tu tenías miedo a pelear. Y miraros ahora, sois los ninjas más fuertes.- Vosotros os reís.- Sois mi mayor orgullo chicos. Cuando yo muera, me gustaría que vosotros protegieseis la aldea tanto como lo hago yo.
- Jajaja es broma ¿verdad?- Digites sin tomarte en serio lo último .
-¡Dime por favor que es una broma!- Te levantaste alterada al escucharlo decir que el sacrificaría por vosotros.
Ahora os encontrabais en guerra contra la aldea de la nube y estabais rodeados.
Lo mirabas rogando que no fuera en serio- Firias escucha, vosotros sois el futuro de la aldea, mi hora ya ha llegado.
- No- se te resbalaban las lagrimas.- Tu me dijiste que era fuerte, yo podré contra ellos.
El mayor comienza a tener un mal sabor de boca.- Acércate.- Te rodea con sus brazos.- Firias, a partir de ahora tu serás la hokague.- Antes de que pudieras responder, el senju te noquea.
-Ah- Gritas alterada en la sala de hospital.- Hiruzen, no... no me digas que...- Tu amigo asiente.
Te levantaste en busca de el cuerpo de tu maestro.- Tobirama...- Vistes su cuerpo sin vida, le agarraste su mano fría. Tenía signos de haber luchado en batalla. Caíste de rodillas y apoyaste tu frente en la mano sin vida. Los ojos de quemaban, las lagrimas pasaron a ser sangre.-Te juro que cumpliré tu promesa.