FAMILIA

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Sin abrir los ojos alza su mirada, poco a poco se tranquilizaba. Y fue así como el escudo en ella fue desde la cabeza a los pies cubriéndola, llenándola de fuerza.

Las defensas caen y en su rostro por primera vez se deslizan miles de gotitas de lágrimas.

Se levanta, da pasos firmes, voltea y hay un espejo enfrente de ella.
-No me das miedo. –Miro con frialdad al espejo. Seca sus lágrimas.

Minutos después.

-Abuelita ¿Me prestas tu baño para bañarme? –Con voz dulce la habla a su abuelita. Se dio cuenta que cuando llego ni la saludo y fue grosera.
-Claro que si. –Le dijo sin mirarla, estaba algo ocupada.

Busco una toalla, unas sandalias y su ropa para cuando salga del baño no tenga que estar buscándola.
Mientras hace eso, las voces en su mente se vuelven murmullos, las ideas están a flor de piel, las ideas de vida perfecta nacían.

Entrando al baño, quitándose la ropa, se introduce a la regadera, el agua cae en su rostro de ahí se deslizándose por su pecho, pasando sobre su abdomen, doblándose un poco por su mini cintura, quebrándose en su ancha cadera, bajando por sus piernas hasta los pies.

Toc, Toc, Toc.
-¿Quién? –Ella pregunto.
-Soy yo mamita, es que me hago pipi. –Es su abuelita Herminia, la mamá de su abuelita Elena.
-Pasa abuelita. –Leticia se carcajeo y le abrió la puerta.

Cerró su cortina y siguió bañándose.
-Gracias mamita y no tardes. –Su abuelita Herminia salió.

Ella es un amor de persona, noble, humilde, sincera, risueña, graciosa, sensible, en su mirada se puede ver todo el amor y el cariño, ese espíritu tan hermoso.

Por alguna razón todo quedo nuevamente en silencio, una de las voces en Leticia empezó hablar, permitiéndole viajar, desaparecer de la realidad. Como toda voz en su interior, era como detener el tiempo, el mundo de colores llegaba, daba dos pasos hacia atrás y se quedaba quieta y algo que empezó a entender, todas la voces en ella la hacían retroceder, pero la voz que dice siempre la misma palabra, esa voz es diferente, esa voz de forma extraña la hace estar fuerte en la realidad.

(30 Minutos después)

¡TOC, TOC, TOC!

-Leticia apúrate, ya llevas mas de una hora ahí. –Su abuelita Elena casi tira la puerta.

Eso a Leticia le infarto, detesta los ruidos fuertes excepto la música, la escucha a TODO volumen.

-Ya salgo. –Dijo parpadeando, ya que cuando se pierde en las voces deja de hacerlo y se queda complemente tiesa.
Escucha varias voces, eran sus tíos y tías, primos y primas, toda la familia se había reunido.

-

Entrando al cuarto se pone la ropa interior pero con cuidado sin quitar la toalla, todo el tiempo cubriéndose y cuando va a poner su blusa y short lo hace encima de la toalla, aborrece su cuerpo, no hay ni un centímetro que le guste de el; al terminar ya zafa la toalla y sale de la habitación.

Ella era la primogénita en su casa, la primogénita de los nietos de su abuelita, mamá de su madre y la primogénita de las nietas de su abuelita Victoria, mamá de su papá.

Ignorando a medio mundo llega al mueble y se lanza acostándose.
Cierra sus ojos, su cuerpo súper pesado, ni quien la quite de ahí.

-Leticia vas a comer. –Su abuelita Elena alzo la voz. No era una pregunta, ella estaba dando una orden.
-Te lo prometo que como mas tarde, pero por favor ahorita no, estoy muy cansada.

Su abuelita de ver realmente el cansancio en ella la deja dormir en el mueble mas grande de la sala.

¿Cansada? ¿De que? Duerme en clase, jaja.
Las voces en su mente ocupan el 80% de su tiempo.

Si a veces estar escuchando a personas decir y decir cosas cansa, aburre, pues ella que en su mente hay un mundo de personas traspasando con sus murmullos su cráneo, apartándola de la realidad, aturdiéndola, dejándola destrozada para el final del día.

Cierra sus ojos, tiene frío, se hace bolita por la flojera de no ir por una colcha para cubrirse. Baja una mano del mueble , toca el caliente suelo absorbiendo su calor, si piel se volvió el mismo sol, quemando a todo el que quisiera acercarse.

Sin descansar, sin sentir paz, escuchando comentarios, escuchando gritos, las ofensas, no era en su mente, era en su casa, la amargura reinaba en ese lugar.

(Pensamiento)

¿Hasta cuándo? ¡QUE ESPERAS! ¡QUE ESPERAS! ¡QUE ESPERAS! Por favor... que esperas. Llega ya a mi vida.

._.

El mayor sueño de Leticia es encontrar el amor, ese amor que le dará las fuerzas para gritar y luchar.

Se levanta del mueble, su cabello aun está húmedo, su piel regreso a su temperatura normal ósea FRÍA.

-¿Qué hicieron mi mochila? –Pregunto a todos.
-Creo que está en el cuarto de enfrente. –Respondió su abuelita.

Leticia camina hacia el cuarto y si correcto ahí está... Pero, está abierta.
Revisa hasta el último rincón y
-¡¿Quién saco las cosas de mi mochila?! ¡¿Y porque?! –Tomo su mochila y la saco como evidencia.

Todos la miraron, sabían que estaba molesta.
No es que ella sea delicada, al contrario, solo que ella no está de acuerdo en que no le pidan sus cosas o al menos que le avisen.

-Hay es que Carlitos quería dibujar y pues como es tu primo mas chico pensé que no habría problema pero ya veo que si. –Su tía Esmeralda hablo.

Y es ahí cuando estalló. Vio a su primo con sus colores profesionales casi regados por todo el suelo, el niño los agarraba y con fuerza los presionaba y sus plumones sin tapa. Una de las cosas que ella ama es la papelería, tiene cierta pasión por los colores, lapiceros, plumones, todo eso la volvía loca, así que con mucho esfuerzo ahorraba para no pedirle nada a su madre y así por ella misma comprar los más caros y profesionales, ya que a la hora de dibujar en casa, todo el dinero que gasto valía la pena al solo ver el acabado.

-No tienen ni idea de cuanto me costaron esos colores y... Carlos ¿Qué es eso? –Pregunto con sus ojos llorosos.

Su primo no contesto.
Él había pintado sobre el árbol que había hecho en la escuela.
Reprendió sus lágrimas, tomo a la fuerza cada una de sus cosas, incluso arrebato un color de la mano de su primo.

-Oye ¿Qué te pasa? –Su familia entro a la defensa de su primo.
-Es que no entienden, esto es mi vid...
-Claro que entendemos que eres una perrona, cabrona y no quieres prestar tus cosas, pero no te preocupes no vuelve a pasar, pero no vuelvas a pedirle algo a mi o a mi familia. –Le grito su tía.

Siempre había dicho eso a su espalda pero jamás se lo habían dicho de frente.
Leticia pudo ver en los ojos de su tía desprecio, odio.
¡PUM! Llego el golpe directo, pero como siempre el escudo la protegió aunque, algo raro pasaba.

¿Dónde está? ¿Y el escudo?

Con sus cosas en la mano miro a toda su familia y fue ahí donde se dio cuenta que el escudo se rompió. Todos la señalaron, todos la lastimaron.

-Ten tu árbol y deja de estar de cabrona, si sigues así nada te va a querer.

Esas palabras fueron de la persona que menos creyó. Su abuelita Elena tomo la libreta donde estaba el árbol, arranco la hoja y se la aventó a la cara.
Los colores y plumones de su mano cayeron, las lágrimas salieron como cascadas en tiempos de lluvia, sin parar, las palabras, las heridas habían cumplido su objetivo, llegaron hasta el corazón.

Es difícil, muchas veces decimos que no importa lo que digan los demás, lo que diga la gente, no debe de importar, pero cuando es tu propia familia ahí si des concentra, porque se supone que te aman, valla, hasta en el nombre esta ''Tu Familia'' 


N/A 

ERES ESPECIAL, ERES DIFERENTE, ERES LA MEJOR CREACIÓN  DE DIOS EN LA TIERRA.  

Jamas permitas que alguien te diga que no vales, que nunca cumplirás tus sueños, ni porque esas personas sean tu familia, porque a veces esas personas son las que te impiden caminar, son la piedra en tu camino y si, es triste pero que mas da, no mires a los lados, no mires atrás, porque aunque el mundo se este cayendo, TÚ SIGUE CAMINANDO. 

Indeleble [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora