-Ruka - Chiquita(Riracha)-

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—루카 - 치키타(리라차)—

—Orbes mieles y cabello rubio = Chiquita—


—First Love—

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—First Love—

La joven de melena rubia sintió como su corazón se apretaba dolorosamente ante la abrupta llegada de la realidad. Su amor no era correspondido, y no había forma de cambiarlo.

—¿En serio es tan malo? — Cuestionó con la voz llena de malestar. — Solo son un par de años. _ Soltó aquellas palabras haciendo que sus amigas le mirasen entre preocupadas y sorprendidas.

—¿No has pensado en que solo es admiración?, la conoces desde que eras una niña por lo que tendría sentido. — Murmuró Ahyeon mirando su celular.

—No, se que no es admiración, ella en verdad me gusta. —

—Se que lo que voy a decir sonará completamente hiriente y quiero que sepas que no va con esa intención. — Habló la única nipona de ese grupo de amigas. — Ella solo te veo como la niña de siete que cuidaba a los catorce años, ahora Ruka tiene veintiuno y tú catorce, por lo que no, no son un par de años, eres aún una niña, sus etapas son diferentes, debes aceptarlo. —

No mentiría, escuchar esas palabras fue doloroso e incómodo, aunque sabía que su mayor tenía razón, ella era solo una niña que no sabía mucho del mundo.

—Asa-ssi tiene razón. — Mencionó Haram. — Tienes que empezar a dejar ir ese primer amor, y si, es más fácil decirlo que hacerlo pero aquí estamos para ayudarte. —

—Gracias Unnie's. —

Ella de verdad agradecía el apoyo que recibía incondicionalmente por parte de sus amigas, sin embargo sabía que mientras más tiempo pasará con la chica de cabellos rojizos más difícil sería decirle adiós a esos sentimientos.

Aún recordaba como se dió cuenta de la atracción que sentía por la nipona mayor.

Ambas miraban, sin realmente prestar atención, la película que se reproducía en el televisor, habían perdido el hilo de la trama hacía tiempo pero ninguna se atrevia a hablar porque no sabían que más podían hacer además de ver algo en la televisión.

—¿Sabes bailar Unnie? —

—¿Que? — Cuestionó la nipona debido a la abrupta charla.

—Es que debo bailar un vals para mí salida, y no sé cómo se supone que es un vals. — Confesó la menor sin querer entrar en detalles, le ponía sumamente nerviosa el tener que bailar frente a los demás y eso hacia que se le olvidasen los pasos.

—Es en realidad muy sencillo, ¿Quieres que te ayude a aprenderte el baile? — Preguntó la nipona aún con la vista fija en la pantalla frente a ellas.

—¿En serio? —

—Si, yo tuve que bailar uno también para mí salida de primaria y tengo entendido que es lo mismo porque les da pereza cambiarlo . — Riracha soltó una risa ante eso último. — ¿Entonces? —

La pequeña tailandesa se levantó de su asiento siendo seguida por la mayor, ambas se colocaron detrás del sillón de tres plazas puesto que el lugar era mucho más amplio ahí.

—Bien, vas a tomar mi mano izquierda y la otra la pondrás sobre mi hombro, yo colocaré mi mano en tu cintura, ¿De acuerdo? — La más baja asintió mientras hacía lo pedido. — Trata de seguir mis pasos, si es necesario puedes subirte a mis pies. —

Los primeros diez minutos su práctica se desarrolló de forma torpe y lenta debido a que la menor solía equivocarse con los pasos o en su defecto le terminaba pisando los dedos a las mayor.

El tiempo transcurrió y la tailandesa poco a poco fue dominando el ritmo de los pasos y su atención por un momento se desvío hacia la mayor. Ruka miraba con atención hacia sus pies, tal vez temiendo que le volviera a pisar, y la menor por un momento se perdió en las facciones del rostro adverso.

Su corazón latía como loco contra su pecho al tiempo en que algo se removía en su interior, sus mejillas se calentaron repentinamente ante la cercanía que mantenia con la nipona y entonces lo supo, cayó en cuenta de que todo lo que estaba sintiendo era exactamente lo que los cuentos que le leian cuando era más pequeña narraban cuando las princesas encontraban a su príncipe azul.

—¡Lo has logrado! — El grito entusiasmado de Ruka le hizo sonreír, lo había logrado y ella ni siquiera era consciente de su gran hazaña. — Te va a ir bien en ese baile. —

—Gracias Unnie. —

Ese recuerdo sería difícil de esconder, pero no sería imposible, después de todo ayudaba demasiado el que la mayor tuviese novia.

—¡¿Quien quiere helado?! — El grito de DaIn le hizo salir de sus recuerdos para sonreír y responderle que le dejara algo a ella.

—¡¿Quien quiere helado?! — El grito de DaIn le hizo salir de sus recuerdos para sonreír y responderle que le dejara algo a ella

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Importante: No me pregunten que fue esto, porque ni yo lo sé.

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𝐵𝑎𝑏𝑦𝑚𝑜𝑛𝑠𝑡𝑒𝑟 𝑂𝑁𝐸 𝑆𝐻𝑂𝑇𝑆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora