12: °• ᴜɴ sᴜᴇɴ̃ᴏ ᴍᴀ́s •°

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De pronto, notó como un toque frío en sus manos le sacaba de sus pensamientos.

—Ven, te las voy a curar ya.

—Ah, si.

Reid, que parecía estar calmado de nuevo, agarró la botella de agua oxigenada y vertió algunas gotas sobre un esparadrapo.

—Puede que ahora te pique un poco, ¿vale?

—Vale, no pasa nada.

Pocos segundos después, Reid puso el esparadrapo encima de las heridas de Morgan. El moreno, notando el picor, apretó la mandíbula mientras miraba hacia otro lado, concentrado en no quejarse.

—¿Pica mucho?

—No, no. —Murmuró gravemente, apretando aún más la mandíbula y cerrando uno de sus puños.

Cuidadosamente, después de pasar el agua oxigenada y el betadine por todos los nudillos, comenzó a poner las vendas.
Estaba tan concentrado, que no se daba cuenta de la fija mirada en él de cierto Moreno.

—¿Tomaste tu medicación?

—¿Mhm?

—La del dolor, Reid.

—Ah... Sí, sí.

—¿Y cómo te encuentras ahora?

—Bueno... Cuando hago movimientos bruscos, aún me duele bastante. Pero con la medicación disminuye ligeramente.

—Menos mal... No olvides decirme si en algún momento notas más dolor de lo normal. ¿Vale?

Reid levantó la vista de las manos vendadas de Morgan y, mientras le miraba, le dedicó una dulce sonrisa.

—Si, tranquilo. Hasta ahora la memoria no me ha fallado. —Añadió entre risas.

Volvió a apartar su mirada y empezó de cero con la otra mano de Morgan, empezando de nuevo con el agua oxigenada.

Sin embargo, esta vez Morgan no notó el picor. Estaba demasiado ocupado manteniendo su atención en el menor, quien a través de sus ojos, se veía como la persona más linda del planeta. Desprendiendo unas vibras tan hermosas y bellas como una flor mientras le curaba la mano.

. . .

Unos minutos después

Finalmente, Morgan tenía ambas manos vendadas y curadas.

Mientras Reid recogía los plásticos sobrantes que estaban esparcidos a su lado, Morgan fijó su atención en un pequeño reloj de mesita que habia en la habitación.

Ya eran las 5:10 de la mañana y ninguno de los dos había casi dormido.

—Madre mía, Reid, mira qué hora es... Y se suponía que tenías que descansar.

Reid observó el reloj tras escuchar a Morgan y se percató de lo tarde que era. No obstante, no sé arrepentía de nada. Estaba cansado, sí, pero había merecido la pena el tiempo que pasó junto a él.

Para ser honesto, quería dormir, pero no quería estar sólo. Mucho menos en la noche, que le hacía recordar a la noche oscura en aquel sótano. No quería volver a recordar aquello, tampoco quería pensar, y sabía que una vez Morgan se fuera, lo haría.
La única solución que se le venia a la cabeza, era pedirle a Morgan que durmiera en su habitación, ¿pero cómo hacerlo de una manera en la que no parezca que tiene dobles intenciones?

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⏰ Última actualización: Jan 20 ⏰

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