Capitulo. 23 Sembrando el odio....

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-Mi Señor Yako, Naraku ha traído una ofrenda para usted.- explico relajado.

-Hazlo entrar a mi despacho, que nadie nos moleste.- ordenó altanero.

Naraku fue guiado hasta el despacho de Yako, entro despacio y se arrodilló mostrando respetó.

-Te e dicho que no hagas eso, eres de mi entera confianza, que traes ahí.- cuestiono suave.

-La cabeza del anciano Totosai...

Yako sonrio feliz, ahora nadie iba a poder detenerlo. Por otro lado, en la habitación de Tsukasa se encontraba Yoko sentada en un futón, esperando que el joven amo regresará de cenar con sus padres, ella lloraba desesperadamente por qué tenía hambre y quería regresar con sus padres, entro Tsukasa con un sirviente a su espalda, que llevaba una mesa de servicio con un plato de arroz, verdura y pescado cocido.

-Yoko, mi madre te envía un poco de alimento, come despacio para después podamos jugar un poco.- hablo suave Tsukasa. 

-Muchas gracias Joven amo. Esto es delicioso, jamás habia probado algo tan rico, tambien de le las gracias a su Señora Madre.- hablo feliz.

Sin pensarlo Yoko abrazo a Tsukasa, estaba tan agradecida por lo que el hizo por ella, que ninguno de los dos se dió cuenta cuando Yako entro a la habitación, observando esa escena con molestia. 

-Tsukasa, que crees que haces?! No es bueno que trates a la humana como tú igual, ella es un ser inferior a ti, juega con ella hijo, como tus quieras,  puedes golpearla o hacer lo que quieras e incluso puedes matarla, podemos conseguir otra humana para tu entretencion.- hablo frío.

-Papa, mamá me dijo que ella todos somos iguales y no es bueno tratarlos mal, pero si tú lo dices lo haré papá.- hablo con tranquilidad.

Tsukasa tomo en cuenta el consejo de su padre, comenzó a golpear a Yoko sin piedad, la dejaba sin comer por días, rápidamente aprendió a utilizar el látigo que salía de sus garras, el color era diferente al de Yako, un color negro zafiro, con este golpeaba a la pobre de Yoko. 

-Joven Tsukasa por favor detengase, me está haciendo daño, se lo suplico.- hablo con miedo.

-No te he dicho que hables estúpida humana, ahora vete de aquí. Y Yoko recuerda que eres mía y puedo hacer lo que quiera contigo, esta claro?.- contesto Tsukasa.

-Esta claro joven amo, con permiso.- hablo Yoko muy suave. 

Yoko salió caminando por el pasillo mirando a su alrededor, cuando se dió cuenta que Aome iba en dirección a la habitación de Tsukasa, se detuvo y se arrodillo delante de ella. 

-Yoko, que fue lo que pasó? Estás bien?.- pregunta Aome asustada. 

-Si, estoy bien Mi Lady, no se preocupe.- respondió Yoko tranquila. 

-Quien te hizo eso? Fue Tsukasa?- cuestiono molesta.

-No Mi Lady, me caí en los jardines y me golpee con las piedras.- mintió para salvar a Tsukasa.

-Se que fue mi hijo, vamos, necesito hablar con el, y lo obligare a qué te de pida una disculpa - hablo Aome.

Entraron a la habitación de Tsukasa y el estaba jugando con un pequeño Youkai en forma de zorrito, al ver a su madre se puso de pie y la saludo alegremente, mientras que aplastaba con su pie al zorrito. 

-Hijo por qué has echo esto? Yoko está muy lastimada.- regaño Aome a Tsukasa.

-Me divierte hacerlo, así que no le tomes mucha importancia, papá me dijo que para eso son los asquerosos humanos.- respondió Tranquilo y sin una pizca de humanidad.

Mi amado rey SesshomaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora