Escucho pasos detrás de mí y, al girarme, lo veo. Se sienta a mi lado, absorto en el vaivén de las olas que rompen contra la orilla, a diferencia mía que no puedo apartar la vista de aquel perfil perfecto que tiene.
Permanecemos en silencio durante unos minutos, hasta que decido que es momento de romperlo. Inhalo profundamente, preparándome para hablar, pero él se adelanta.
—Escucha... P-Perdón, no fue mi intensión que todo esto sucediera así. Ni siquiera sé en que pensaba cuando creí que era buena idea besarte, fue estúpido...
Él... ¿Él piensa que fue estúpido besarme?
Trago saliva y siento como las palabras se atoran en mi garganta formando un nudo. Él se vuelve hacia mí en este breve, pero yo desvío la mirada hacia el agua, incapaz de sostener la suya.
—Sí, claro. Fue... una tontería —digo, sin mucho convencimiento, con tono desganado.
—Claro —repite él, con un eco de mi tono, y vuelve a perder su mirada en el horizonte.
—Es que, míranos. Esto no tiene sentido, yo te odio, tú me odias... ¿No?
—¿E-En serio me odias?
—Sí... Digo, ¿tú no?
Entonces ambos volteamos para encontrarnos con la mirada del otro. Él frunce los labios, como si sopesara su respuesta.
—No lo sé. ¿Bien? Ni siquiera sé que siento, o que me sucede. Fue estúpido pensar que besarte solucionaría algo y-
—No, no, no fue estúpido —le interrumpo—, me ayudó a poder volver a la fiesta. O sea, no es que solo haya sido por tu beso, a lo que me refiero es que-
—No importa, lo entiendo, es raro. Siempre va a ser raro, y aun más con el beso de hoy a la mañana.
—Bueno... Yo no lo diría así pero-
—Soy un idiota, en serio lo lamento, esto es mi culpa. Te juro que no sé en en qué estaba pensando, digo, ¿tú y yo? Tienes razón. Apenas nos toleramos, no tiene ni un puto... sentido.
Cada palabra suya la siento como una daga en mi corazón, y lo peor de todo es que no entiendo el porqué. Ni siquiera somos amigos, él es el idiota que se burló de mi el primer día que nos conocimos, y yo la chica que lo insultó de mil formas posibles. Él tiene razón... Esto no tiene ningún sentido.
—De seguro tienes razón... No tiene sentido —murmuro, confundida por la tristeza que me embarga—. Pero, ¿sabes qué? Yo... Yo no siento que te odie, y lo admito es... raro, pero no es algo malo. ¿Verdad?
—Cómo es que podría ser malo no odiar a alguien —guarda silencio, observando la arena a sus pies. Vuelve a mirarme—. ¿Sabes? Tú tampoco me caes tan mal... Solo un poquito —ríe con la última frase, algo que me hace sonreír.
ESTÁS LEYENDO
Qué Asco El Amor
RomanceEmmy solo es una chica que pasa desilusión tras desilusión en lo que respecta al amor, una mudanza en el pico más alto de su vida según ella, y la mala suerte de haberse topado con la gente equivocada en su niñez. Por otro lado tienes a Luka, quien...