El sol de la tarde pintaba de dorado las hojas de bambú cuando Wei Wuxian llegó al pequeño pueblo al pie de la montaña. Había caminado sin rumbo fijo durante días, confiando su destino al capricho del viento.
Una fina capa de polvo cubría sus ropas, antaño inmaculadas. La cinta que atanzo su largo cabello negro amenazaba con deshacerse, dejando que mechones rebeldes enmarcaran su pálido rostro. Solo sus ojos centelleaban con la misma intensidad que antaño, desafiantes ante las miradas de desconfianza de los aldeanos.
Wei Wuxian no les prestaba atención. Estaba acostumbrado a esas miradas. Incluso antes de su caída en desgracia, nunca fue verdaderamente aceptado. Su comportamiento irreverente, y su negativa a regirse por las anticuadas reglas de los clanes de cultivación, lo convirtieron siempre en objeto de rumores.
Ahora esos rumores habían crecido, inflamados por el resentimiento y los celos, tiñéndose de un matiz oscuro que lo retrataba casi como un demonio.
Wei Wuxian sonrió con amargura. Si supieran la verdad, esos rumores no les parecerían tan infundados después de todo.
Cruzó el pueblo a paso rápido, internándose en el bosque que se elevaba detrás de las pequeñas casas, buscando evitar cualquier posible confrontación. Su vista recorrió los tranquilos senderos que serpenteaban entre los árboles y decidió tomar el que llevaba a lo profundo de la espesura. Necesitaba soledad para aclarar sus turbulentos pensamientos y decidir su siguiente paso.
Las copas de los árboles se cerraron sobre él, sumiéndolo en una fresca penumbra. El aire era más limpio allí, perfumado por el olor de la tierra húmeda y las flores silvestres. Los sonidos del pueblo se desvanecieron rápidamente, reemplazados por el canto de las aves y el suave susurro del viento entre las hojas. Wei Wuxian se internó más y más en la espesura, dejando que una sensación de paz invadiera su interior por primera vez en mucho tiempo.
Tras caminar por casi una hora, el bosque se abrió repentinamente para dar paso a un pequeño prado bañado por la luz del sol. Wei Wuxian se detuvo, contemplando la escena con una sonrisa bailando en sus labios. El contraste entre la luminosidad del claro y la fresca penumbra del bosque era sobrecogedor. Decenas de mariposas revoloteaban entre las flores silvestres, en una danza hipnótica de colores vibrantes.
En el centro del claro se erigía un enorme árbol de tronco retorcido que proyectaba su sombra protectora sobre el césped. Al acercarse, Wei Wuxian notó un elaborado talismán grabado en su corteza. El poder espiritual que emanaba era tenue, casi desvaneciéndose, pero inconfundible.
Wei Wuxian dejó que sus dedos recorrieran con delicadeza el contorno del talismán mientras cepillaba con suavidad el musgo que amenazaba con ocultarlo.
-Así que este era tu escondite... -murmuró para sí mismo.
Una ola de melancolía se apoderó de él al pensar en el anterior habitante del prado. El talentoso cultivador cuya vida había sido segada abruptamente por la guerra. Aquel que lo inspiró e impulsó a recorrer su propio camino inusual dentro del mundo de la cultivación.
Wei Wuxian sacudió levemente la cabeza, espantando los recuerdos agridulces que amenazaban con abrumarlo. Ya no tenía caso pensar en el pasado o en lo que pudo haber sido. De ahora en adelante, solo podía confiar en sí mismo para forjar su propio futuro.
Estiró los brazos sobre su cabeza y respiró profundamente, permitiendo que la paz del lugar lo envolviera como un manto protector. Por primera vez desde que dejó la secta Lan, se sentía liberado del peso de las miradas recelosas y los cuchicheos malintencionados. Era su oportunidad de ordenar sus pensamientos y trazar la senda que guiaría sus próximos pasos.
Con pasos ligeros, Wei Wuxian se acercó hasta un conjunto de rocas cubiertas de suave y esponjoso musgo verde. El cansancio de días de viaje sin descanso se hizo sentir repentinamente en sus músculos y huesos. Había llegado el momento de permitirse un merecido descanso antes de reanudar su incierto camino.
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Bajo la sombra de las flores, NieXian
FanfictionBajo la sombra perfumada de los árboles de loto, Wei Wuxian, el alguna vez célebre cultivador, vaga solo por el mundo. Ha sido injustamente desterrado y despojado de su estatus por el poderoso Clan Lan, su antiguo hogar. Ahora, sin un lugar al cual...