Capítulo 9

85 14 2
                                    

Habían pasado semanas desde el colapso de Nie Mingjue, pero el tiempo no había hecho más que intensificar las inquietudes de Huaisang. El aire alrededor de la Secta Nie se sentía cargado, como si algo oscuro se estuviera acumulando bajo la superficie, listo para estallar. El recuerdo de Lan Xichen besando a su hermano y luego el colapso de Mingjue lo atormentaba cada noche. No solo era la salud de su hermano lo que lo perturbaba, sino el hecho de que todo parecía escapársele de las manos.

Y en medio de todo aquello, como una flor entre la niebla, Wei Wuxian seguía ocupando sus pensamientos. El beso que había compartido con Wei Ying en aquel extraño sueño continuaba persiguiéndolo, alimentando un anhelo que no podía permitirse tener. Pero su amor no era lo importante; lo que verdaderamente importaba era la seguridad de Wei Ying, y si Lan Wangji lo encontraba, temía que todo lo que había planeado se desmoronaría.

Mientras se encontraba absorto en esos pensamientos, una figura familiar apareció en su campo de visión. Xue Yang, con su sonrisa descarada y esa presencia insolente, se acercaba a él por el pasillo del pabellón. Huaisang se tensó al verlo; últimamente, las visitas de Xue Yang eran un recordatorio de lo retorcido que se había vuelto el juego en el que estaba involucrado.

—Nie Huaisang —saludó Xue Yang con su habitual tono despreocupado—. Pareces perdido en tus pensamientos, ¿tal vez pensando en Wei Wuxian?

Huaisang movió su abanico con pereza calculada, cubriendo con él parte de su rostro para no delatar sus emociones.

—¿Qué sabes de él? —preguntó sin rodeos, acostumbrado a las evasivas de Xue Yang.

—Ah, directo al grano. —Xue Yang se acercó con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos—. Bueno, te traigo noticias interesantes. Fui sobornado.

Huaisang dejó de mover el abanico. Sus ojos se encontraron con los de Xue Yang, y por un instante, la tensión en el aire se hizo palpable.

—¿Sobornado por quién? —preguntó Huaisang en un tono más frío del habitual.

—Por tu querido patriarca, nada menos —contestó Xue Yang, apoyándose despreocupadamente contra una columna cercana—. Parece que el Gran Maestro Yiling tenía algo interesante que decirte. Me dio esto para ti. —Sacó un sobre de su ropa y lo dejó caer en la mesa que separaba a ambos.

El corazón de Huaisang dio un vuelco. Durante tres meses, no había tenido noticias de Wei Wuxian. Aunque había mantenido a sus espías vigilándolo, no había querido hacer contacto directo para no arruinar sus planes o atraer la atención de Lan Wangji. Pero ahora, Wei Wuxian había dado el primer paso.

—Me pidió que te lo entregara en persona —continuó Xue Yang, divertido—. Y también que te dijera que quiere verte. Supongo que no eres muy sutil cuando dejas a alguien cuidándolo, ¿eh?

Huaisang respiró hondo y tomó la carta. Abrió el sobre con manos cuidadosas, como si estuviera tocando algo frágil y precioso. Las palabras escritas con la caligrafía fluida de Wei Wuxian parecían brillar ante sus ojos.

"Huaisang,
Hace mucho que no te veo. No sé si lo planeaste, pero he estado pensando mucho en ti últimamente. Si te interesa lo que tengo que decir, ven al lugar donde nos vimos por última vez. Esta vez, trae licor.
Wei Ying."

Huaisang dejó escapar un suspiro entrecortado. Sus emociones se agolpaban en su pecho, pero mantuvo el rostro impasible mientras doblaba la carta y la guardaba en su manga.

—Xue Yang, ¿dónde está ahora? —preguntó con la mayor calma que pudo reunir.

Xue Yang sonrió con la expresión de quien sabe más de lo que deja ver.

Bajo la sombra de las flores, NieXianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora