T r e i n t a y c i n c o.

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Fuiste a vivir a mi casa unos dos meses después llenos de terapia con psicoanalistas,

tu madre ni se inmutó.

Cuando le conté a mía lo que sucedió

tampoco dijo nada.

Te recibió con una gran sonrisa y un

"Quédate cuanto quieras, cariño."

Dormías en mi habitación, yo abrazándote.

Te amaba, te amo Effy. Pero tu estabas perdida,

no estabas

ahí, conmigo.

Estabas lejos.

Lloraste toda las noches durante una semana

y no parabas de temblar.

Te preparaba un té para que te calmes,

unos besos húmedos

y unas pastillas para dormir.

Te dormías.

Y dormida parecías tranquila,

pero ya no eras tu

ya no eras mi chica de la corona de flores.

Temo haberte perdido para siempre, amor mío.

Corona de flores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora