Sami me lo ve

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Nada. Es un poco vergonzoso pero, si voy a contarte mi historia, quiero que sepas la verdad entera.

La culpa fue mía por hacer chistes sobre mi anaconda. Eran chistes nada más, pero subí demasiado las expectativas. Conocí a Samí un otoño, por aquí sería antes de junio. Y nuestra ropa no dejaba adivinar lo que hay abajo. Entonces, ella creyó que las bromas tenían un respaldo, que me llegaba hasta la rodilla.

Después de remarcar que quería estar a solas conmigo varias veces (para que hasta yo pudiera entenderla), Sami me dijo que me quite el abrigo y enseguida se agachó, poniendo su cara adelante de mis partes y bajando con rapidez el cierre del pantalón. Tal vez tenía miedo de que me vaya corriendo, pero me bajó toda la ropa de inmediato, quedando desnudo de la mitad para abajo. Y así es como me lo vio.

Su decepción era obvia desde antes que diga nada.

—¿Está es tu anaconda? ¡Jaja! ¡Dios mío!

No me cayó nada bien su desprecio.

—¡Hey! ¿Qué es esa actitud?

Pero ella no se echó atrás.

—Si vas a decir que tenés una anaconda, por lo menos... no digo que sea normal, pero por lo menos que no sea chico.

—No es chico, es mediano.

Ella hizo enfásis con su tono de voz:

—Yo lo veo chico. O sea, ya se la vi a otros hombres y esto es chico. Está todo bien con que lo tengas chico, pero ¿por qué me mentís?

—Puede ser que te parezca chico por el frío que hace, a lo mejor. Pero lo tengo normal.

—¡Jaja! Lo tenés chiquito. ¡Qué frío ni que nada! Está todo bien con lo que tengas, pero no es ni siquiera mediano. ¿Cómo vas a decir que tenés una anaconda? ¿Estás loco?

Y fue así como Samanta le empezó a decir a mi pene "el Chiquito". Por más que le pidiera que no lo haga, siguió haciéndolo. ¿Una forma de vengarse por la desilusión? ¿Despecho? ¿Bullying? No lo sé.

BETA WHITE: Mi adicción a la BBCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora