Después de chupármelo unos minutos, yo estaba rojo como el tomate y duro. Listo para ponerla... o eso pensé.
A pesar de la discusión sobre mi tamaño (sus quejas de que no tenía la anaconda que dije cuando hacía chistes), ella me tranquilizó diciendo que las mujeres no necesitan uno grande para disfrutar. Lo que importa es la conexión que hay en la pareja. Un pito chico puede perfectamente hacer sentir bien a una mujer y darle placer, asi que no me tenía que preocupar ni mentir nunca más. Me dijo que no sea tonto, que debo decir la verdad sobre mi cuerpo y no engañar a los demás con cosas que no son.
Samanta se tiró sobre la cama con las piernas abiertas, pidiéndome que vaya y "le haga el amor" (ésa es la frase que usó).
Mi pene todavía estaba duro y lo hundí en su sexo, en la caliente y húmeda concha de Samanta. Estaba muy caliente y fue agradable. Pero, para mi sorpresa, no apretaba.
—Creí que eran más apretadas...
—¡No seas vírgen! —me arrojó Samanta. —Lo que apreta es el culo. La concha no apreta.
Me moví con cierto ritmo, entrando y saliendo, tratando de hacer lo que había visto en el porno tantas veces, pero era algo artificial que no tenía sentido para mí. En otras palabras, no tenía ganas de cogérmela. Yo había aprovechado la dureza inicial después de su sexo oral, pero ahora era incapaz de endurecerme con el simple sexo. Y se me empezó a achicar, a bajar.
Traté de rebelarme contra lo que pasaba. Me moví violentamente, como si mis movimientos enérgicos fuesen a cambiar las cosas. Pero se me bajó igual y me quedé empujando contra la pelvis de ella con el miembro flácido.
—¿Te pasa algo? —me preguntó.
—No, nada. Se me bajó.
—¿Te gustaría que probemos en otra posición? —me propuso con su típica paciencia y benevolencia.
—Sí. Probemos eso.
Acordamos que ibamos a probar la posición "el perrito": ella se ponía en cuatro y yo la penetraba por la concha desde atrás.
No pude lograr que se me pare y ella estuvo esperando. Me manoseaba para endurecerlo pero no alcanzaba. Hasta que ella me lo volvió a chupar y, duro, se lo metí otra vez, pero fue inútil porque se bajó rápidamente.
En un momento, Samanta me dijo que ya estuvimos dos horas y que teníamos que dormir para despertarnos temprano mañana. Y ésa es la historia de mi primera vez, si se le puede llamar así.
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BETA WHITE: Mi adicción a la BBC
AcakEsto es una novela erótica (+18) sobre mujeres con hombres negros y un chico blanco que lo disfruta demasiado. Ya sabes: una novela de amor... por la BBC. Humillación, dominación femenina, interracial... tiene de todo.