Prólogo

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Reencarnación 

Todo quedó en silencio hasta que un estallido lo despertó. ¿Estaba muerto o vivo? Empezó a sentir su cuerpo de nuevo, escuchó la voz de Mikasa varias veces. Pero todo había quedado en silencio durante un largo tiempo. Eren sintió la falta de luz, le dolía fuertemente la cabeza, negó. No podía estar vivo, ¿Cómo era posible? ¿Qué había sucedido? Escuchó la voz de Ymir: "Eren, debes buscarlos a todos. El planeta está en peligro. Solo tú y tus compañeros pueden ayudar a la humanidad"

Eren siguió las órdenes de Ymir. No podía creer lo que iba a suceder. Siempre había pensado que solo los eldianos tenían enemigos, que él debía hacer todo por proteger a Mikasa y Armin. Pero no era así. Ymir le había explicado que no solo en su planeta había la hallucigenia, sino que en otros mundos lejanos también crecían, dispuestos a acabar con otras formas de vida. Eren había prometido a Ymir que impediría que la humanidad cayera.

El joven de ojos verdes permaneció seis meses en silencio, buscando pistas de sus compañeros. Sabía que no podían estar lejos de la acción, además de que estaba seguro de que lucían exactamente igual. Si había cambios, seguro eran en su conciencia y emociones. Esperaba encontrar primero a los nueve titanes, los necesitaba. Con ellos, sería más sencillo hablar y así otorgarles sus recuerdos de quienes eran. Eren usaba todos los medios para encontrar a sus amigos, a Mikasa. Deseaba verla, hablar y recuperar el tiempo perdido. Mientras leía en ese aparato electrónico las noticias, vio un anuncio que llamó su atención no solo por lo que decía, sino por la persona en la fotografía: Hange. "Científicos y militares se preparan para ir al espacio. Se necesitan sujetos de prueba".



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