Revisó por última vez su mochila, buscando un frasco que apenas y le dieron ese día en la mañana.
No quería regresarse para ir a buscarlo, pero no le quedaba alternativa. Dio un suspiro de cansancio y anunció que iría a buscar su medicamento a la casa.
Ese día había visitado a un doctor, dispuesto a acabar su problema de insomnio y le recetaron unas pastillas para eso, pero las había olvidado en casa.Ese día era viernes, por ende, se quedaría todo el fin de semana en casa de su amigo, Luffy.
Quería evitar el viaje por que recién había llegado a la residencia del azabache junto a él y seguramente su padre lo estaría esperando en casa. No vivían tan alejados el uno del otro, solo a unas 5 cuadras.
Durante el camino estuvo pensando en varias cosas sin importancia, solo para ocupar su mente hasta llegar a su hogar. Abrió la puerta y para su suerte no había nadie, subió a su habitación y se puso a buscar, no lo encontró, seguramente estaba en la cocina, nuevamente lo buscó y si lo encontró, encima de la mesa.
Al salir le puso llave a la puerta y se marchó.
Al llegar entró y buscó rumbo a la cocina, por un vaso de agua, saludó al azabache y colocó el medicamento en la mesa.
❝¿Esto es lo que Zoro tiene que tomar?❞
El peli verde solo asintió con la cabeza mientras se servía un poco de agua en el vaso, se volteó y le dio una pequeña sonrisa.
❝Adiós al insomnio, no te acuestes tan tarde Luffy. Buenas noches❞
Antes de que tomara el frasco revolvió un poco el cabello del azabache.
Abandonó la cocina y se fue hasta las escaleras que estaban a un lado de la sala, las subió y entró a la habitación del menor, depositó el vaso y el medicamento en el escritorio para sacar de una de sus mochilas una toalla para meterse al baño.
Ahora que estaba limpio y con piyama, pudo tomarse la pastilla ayudado del agua, dejó el vaso y se plancho en uno de los lado de la gran cama, pronto el sueño inundó su cuerpo y el ambiente antes de dormir se sintió tranquilo.Se sentía cálido y unos brazos lo rodeaban, se sentía bien, podía estar así toda la mañana.
Se acomodó mejor en los brazos de aquella persona y sintió una ligera pero constante respiración en su nuca, aquello le provoca un cosquilleo en su espina dorsal, abre los ojos poco a poco y nota que las cortinas de color ambar están obstruyendo el paso de la luz, con sus ojos entre abiertos pasa su vista por la habitación y piensa que los colores que la inundan son bonitos.
Los brazos que lo sostienen refuerzan el agarre tratando de saber que algo sigue en ellos, Zoro se percata y quiere saber a que viene eso.Se libera de aquellos brazos sentandose en el borde de la cama, voltea ligeramente su cabeza y ve que es el menor, quien duerme plácidamente. Una pequeña sonrisa de asoma en su rostro para por fin levantarse de la cama, mira la comoda y se da cuenta que su frasco de medicamento está ahí, rápidamente lo agarra y lo mete en la mochila.
Sale de la habitación, con cuidado de no hacer ruido, baja las escaleras y al momento de llegar a la cocina estira su cuerpo, librando algunas partes algo entumecidas.
Antes de hacer otro movimiento escucha pasos hacia la cocina, donde el está. Se voltea y se percata que es el padre del menor.
❝Buenos días Sr. Dragon❞
❝Buenos días Zoro, supongo que te quedaras este fin de semana ¿verdad?❞
El menor de los dos asiente lentamente con una pequeña sonrisa.
Desde que Luffy le presentó a su familia, su padre fue el primero en caerle bien, es un buen hombre.
Dragon se percató que el de mechas verdes quería hacerse el desayuno por lo cual lo incitó a hacerlo, total ¿por que no? Además, el solo se iba a preparar un café para salir, ya estaba listo.Zoro sacó dos platos, colocandolos a un lado de su zona de trabajo, preparó un huevo revuelto y uno en torta, también unas salchichas y por último, panqueques.
Puso el suyo en la mesa y el otro plato en un asiento vacío, buscó dos vasos y en ellos sirvió jugo de naranja.
El mayor miró curioso las acciones del amigo de su hijo.
Zoro por último coloco los vasos en sus respectivos platos y se sentó a desayunar.❝¿Y el otro plato?❞
Preguntó con notoria curiosidad el patrón de la casa, Zoro se avergonzó un poco, se había concentrado tanto qué había olvidado la presencia del mayor.
❝Es para Luffy, no tardará en bajar❞
Dicho y hecho.
Se escucharon unos pasos apresurados por el pasillo y después se vio la figura de una adolescente con el cabello revuelto, la piyama desacomodada y una expresión de alerta que se calmó de inmediato.El peli-verde se levantó y fue hasta su amigo para acomodarle un poco la piyama y el cabello para que se fuera a desayunar.
Dragon al presenciar todo ello solo sonrió, feliz de que alguien cuidara de su torpe hijo, al terminar su café se despidió para luego irse de la casa.
❝¡Gracias por el desayuno Zoro! ¡Eres el mejor!❞
❝También te quiero Luffy❞
Ambos soltaron una pequeña carcajada para después comer en silencio pero con ese ambiente tan relajante que solo ellos dos se podían dar.