❝Esta necesidad solo crece a cada segundo..❞
Murmura con inquietud en su cama.
Se sienta a la vez que lleva sus piernas hasta su pecho y las abraza.Simplemente no puede evitar querer ir a los brazos en donde se siente más seguro, saber que toda duda se irá disipando en solo escuchar esas palabras tan alentadoras tan cerca, sentir que solo se lo dice a el.
Sentir esos fuertes brazos tenerlo en un abrazo, que no dejará que la duda, la confusión y la desesperación lo arrastren a el oscuro vacío.
Con facilidad puede tomarse sus pastillas para el insomnio, pero no quiere, no quiere dormir.
Sin más remedio se levanta de su cama y camina hasta su puerta para irse a la habitación que le cedió al azabache mucho tiempo atrás. Dudó en abrir la puerta, pero al final, al momento de abrirla el menor ya lo esperaba.
❝Todavía estoy aquí, ven.❞
Luffy dejó de ver la ventana para verlo a él y darle una sonrisa mientras extendía sus brazos.
Zoro sin ninguna queja fue hasta él, acomodándose en su regazo y esconder su rostro en el pecho del adolescente.Luffy acarició con gentileza los cabellos de mayor, mientras apreciaba su aroma.
Un leve y casi imperceptible aroma a nardo invadió sus fosas nasales, algo que en sí, le provocaba una clama que daba miedo. Sus labios formaron una pequeña sonrisa, tener así a su "amigo" le provocaba una paz indescriptible.
En cambio a Zoro, el solo se sentía en paz al saber que Luffy no lo había abandonado por prácticamente darle un rechazo inconsciente. No era su culpa, simplemente no sabía que hacer.
❝Pensé que me habías dejado..❞
Luffy lo apartó con cuidado y lo tomó del mentón con delicadeza.
❝Aunque no me veas más allá que un amigo, yo seguiré aquí para ti y si tu eres feliz con alguien más, yo también.❞
Finalizó el monito con una mirada de tristeza, pero mantieniendo una aura positiva. El peli-verde solo se le quedó viendo unos segundos más a los ojos de manera triste.
Aunque, llevó sus manos hasta las mejillas ajenas y con cuidado plantó un pequeño beso, uno que fue seguido con gentileza por Luffy.
❝Solo dame tiempo...necesito pensar fríamente todo, siento que todas mis emociones están dispersas, no se como sentirme ahora mismo.❞
❝Lo único que mi torpe corazón grita es el amor que te tengo Zoro, gritando como un bendito loco. Piensa el tiempo que necesites, yo aún te seguiré amando.❞
El peli-verde sonrió.
Se acurrucó nuevamente en el pecho del joven y lentamente se dispuso a dormir.Luffy no demoró mucho para dormirse, su corazón palpitaba de alegría pura y ya podía descansar tranquilo.
La mañana no demoró en salir, resplandeciente como siempre
El sol daba un calor agradable a la piel de cualquiera, deseándoles un buen día. Zoro fue el último en despertar, dándose cuenta de su entorno.
Estaba solo.
Al bajarse de la cama se estiró su cuerpo, haciendo tronar varios huesos a su ves, salió de la habitación para irse escaleras abajo y notar una pequeña nota en la mesa del comedor."Salí a mi casa para ducharme he ir por mi ropa, te veo en 30 en la universidad.
PD: Buenos días Zoro, te amo mucho."
El peli-verde sonrió.
Aún le costaba asimilar la situación pero de que los sentimientos estaban ahí, estaban.Con algo más de tranquilidad pudo hacer su rutina antes de irse a la universidad, no tenía prisa en absoluto. Cuando salio de la ducha y estaba a un paso de colocarse su ropa he irse, su celular empezó a sonar.
Miró el nombre y supo que era su amiga.
No era usual que le llamara, solo lo solía hacer cuando estaba llegando tarde y por el momento solo faltaban 10 minutos.❝¿¡QUÉ ES ESO SOBRE QUE LE GUSTAS A LUFFY!?❞
Pegó un pequeño salto al escuchar el grito proviniente del teléfono.
❝Estas gritando Nami, ¿no le preguntaste? Yo ya salgo en camino.❞
Tuvo que poner en altavoz la llamada para poder vestirse cómodamente. Al colgar, guardó su teléfono y emprendió viaje a la universidad, sin un minuto más o menos.
Bajo los cálidos rayos de sol que aún le golpeaban, un brazo pasa por sus hombros mientras le palmean.
Le sonríe un poco a su amiga de cabello anaranjado, realmente es muy ocurrente y últimamente no le vendría mal un buen consejo.
Ambos entre risas ingresan antes de que reciban un regaño por llegar tarde.Zoro paseo su vista por todo el salón, buscando a alguien en específico, al verlo solo sintió un abrazo al llegar, uno lleno de impaciencia, amor y cariño.
Cuando el profesor ingresó, todos supieron que llegaría el punto máximo de una mañana aburrida y llena de anécdotas que no van al caso con la clase.