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La semana se había casi completado, dando fin a la fiebre del de orbes grisaceos

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La semana se había casi completado, dando fin a la fiebre del de orbes grisaceos.
Era domingo por la tarde, en donde arreglaba con total calma su habitación, hace unos segundos su padre le había dado un aviso de que tenía que irse, que no lo esperara, no le dio importancia, era algo normal.

Cuando por fin iba a colocar la última almohada, la puerta fue tocada con suavidad, volteo su vista y solo era el azabache.

Un sentimiento de incomodidad lo invadió por completo, provocando que su cuerpo se tensara.

Te quería decir que ya me iba, ya estas curado.

Zoro pudo distinguir un deje de tristeza en su voz, al mirarlo a los ojos, pudo distinguir un dolor que no supo como expresar.

¿No te quedarás a cenar? Ya iba a prepararla..

Trató de expresarse con voz seria pero salio tan frágil que por un segundo se desconoció.
Luffy no dijo nada, solo asintió y regresó en sus pasos, de regreso a la habitación de invitados.

Las cosas entre ambos había cambiado desde esa noche, ya nada se sentía igual, solo había tensión he incomodidad.

No le gustaba eso, pero tampoco sabía como sentirse ante ese beso.

¿Feliz?
¿Triste?
¿Molesto?
¿Asqueado?

Ya nada tenía sentido, ya no miraba a su amigo de la misma manera. El mismo había creado una brecha entre ambos, que aunque no quiera, dolía. Tampoco podía actuar como si nada pasara, eso lo haría muy incómodo y al pasar el tiempo, el dolor se volvería tan real como su sola existencia.

Solo necesitaba tiempo, eso era..

Se mordió el labio inferior con frustración, odiaba sentirse tan..confundido...

En esos momentos solo actuaba por miedo, miedo a saber lo que pasaría, miedo al saber que realmente le gustó.

Esto estaba mal.
El era un hombre.

Dos personas del mismo sexo no podían ser pareja, era mal visto, era..asqueroso.

Pero..

El no veía a Luffy como una abominación, ese chiquillo no era un ser extraño, era un ser humano, como el, con derecho a amar.
Luffy era gay, lo sabía por que se lo había dicho años atrás y realmente lo aceptó.

Ese secreto lo tenía tan guardado que cuando se lo había dicho, el azabache tenía miedo de ser rechazado, de perder a su amigo.
Pero, aún sabiendo que no compartían la misma creencia, ambos se complementaban tan perfectamente que era casi irreal.

Sin embargo, parecía extraño.

A pesar de que lo sabía, ni si quiera en sus más locos pensamientos pudo haber imaginado algo así.

El no era gay, no lo era.
Y si no lo es, ¿por que lo disfrutó?
¿Por que se entregó tan abiertamente al azabache?

Agitó un poco su cabeza, tratando de alejar aquellos pensamientos que en vez de darle respuesta, solo lo confunden aún más.

╰─►✩ 𝐈𝐍𝐒𝐎𝐌𝐍𝐈𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora