Aquel cuerpo celeste que solamente brilla gracias a la luz reflejada por el sol ilumina gran parte de su habitación. Se queda observandola, a pasado varios días sin poder dormir y simplemente no puede, ha intentado de todo hasta el punto de ya resignarse y dejarlo.
Cuando el sueño esté ahí no dirá un no.
Recuesta su cabeza en la almohada y trata de ocupar la posición más cómoda para seguir admirandola, el como aquel astro no tiene preocupaciones y solamente tiene el papel de brindarle una tenue capa de luz a la cual el mundo le llama noche. En un par de horas tendría que estar descansado para ir al instituto pero eso había pasado a segundo plano hace varios días.
Separa su vista de la luna hacia su mesita de noche, desconecta su celular para ocuparlo, busca sus auriculares y se pone a escuchar un pequeño podcast acerca de la meditación, un video alrededor de 6 minutos. Cierra los ojos y se dispone a escuchar, esperando a que la mañana venga.
Los pequeños rayos de luz poco a poco se van colando por su ventana, dándole en la cara.
Se quita los auriculares para pausar el video y bloquear su celular, se baja de la cama y camina hacia el baño para darse una larga y refrescante ducha mañanera.
No está feliz de madrugar pero de igual forma no le queda de otra, se toma su tiempo bajo la regadera antes de salir con la toalla atada a la cintura, busca en su armario y deposita la ropa sobre la cama, en su cómoda busca una ropa interior limpia.Al momento de ya estar vestido agarra su mochila, deposita lo que tiene que llevar, sumado su teléfono y luego baja las escaleras, dispuesto a ver que se puede hacer de desayuno.
Suelta un ligero bostezo antes de ingerir el último bocado. El sueño lo ataca pero no puede dormirse, tiene que irse al instituto, se toma el resto de café para tener unas horas energéticas aseguradas y se va.
Antes de llegar observa a un adolescente en la entrada mientras pasa de otros estudiantes, lo miran y al instante lo saludan energéticamente.
❝¡Buenos días Zoro! ¿Pudiste dormir bien esta vez?❞
El nombrado lo saludo igual pero no con la misma energía, antes de contestar un bostezo se intercala.
❝No Luffy, pero no importa, ya vamonos, se nos hará tarde❞
El azabache hizo una mueca, no estaba satisfecho con aquella respuesta sin embargo, no podía dejarlo pasar, era su amigo y quería hacer algo por él.
Pasó una mano por los hombros del de mechas verdes mientras iba hablando de temas al azar para animarle la mañana.Luffy observó como Zoro tuvo que evitar dormir en todo el resto de clases y en las horas de almuerzo solo se dedicaba a dormir pequeñas siestas mientras recostaba su cabeza en uno de sus hombros.
Se sentía algo impotente, no sabía como ayudarlo y la apariencia de su amigo se veía mal aunque rara vez su problema de insomnio le afectaba a sus notas.❝Después de clases, acompáñame a mi casa ¿si?❞
Zoro lo miró y le dedico una suave sonrisa a la vez que aceptaba la oferta de Luffy.
La hora de la salida no tardó en llegar, guardó todas sus cosas y antes de colocarse su mochila se la arrebataron de las manos. Miró el rostro sonriente del chico pero no pudo reclamar por su pertenencia, sabía que no se la daría.
Ambos adolescentes caminaron rumbo a casa del azabache, durante el camino siguieron halando de temas trivales o simplemente mantuvieron un cómodo silencio.
Cuando llegaron a su destino y subieron a la recamara de Luffy, el de mechas verdes solamente caminó hasta su cama y se tiró, dispuesto a dormir, después de todo, sabía que al azabache no le molestaría.Luffy lo acomodó mejor en su cama y lo dejó dormir, no le importaba a que hora despertara, lo importante era que durmiera.